Con la caída de la venta de los DVD, el aumento de la piratería y el colapso del financiamiento externo, Hollywood no ha tenido mucho de qué alegrarse en los últimos años. De manera que uno esperaría una calurosa bienvenida a una tecnología que ha incrementado consistentemente los ingresos y los márgenes de beneficios. No es así. La reacción en contra de las películas en tercera dimensión está avanzando.
Un reportaje de The New York Times recoge algunos comentarios y quejas de productores de películas y de espectadores. Ellos aluden a que las películas en 3-D son muy costosas de hacer y de ver. El uso de las cámaras es complicado. Las películas son oscuras. Debido a que deben ser filmadas en vídeo en lugar de película, en ocasiones parecen irreales.
Si estos comentarios vinieran de parte de productores de películas chapados a la antigua, que son bien conocidos por oponerse a las nuevas tecnologías, sería fácil descartarlos. Pero provienen de personas muy actualizadas como Jon Favreau y J.J. Abrams. Y muchas de las quejas han sido publicadas en Comic-Con, que cada vez es más importante como una convención de mercadeo para Hollywood. Si la nueva tecnología no se le puede vender a los genios (nerds), ¿qué oportunidades hay de hacerlo a otros?
Aun antes de que surgiera Comic-Con el astuto analista de medios Richard Greenfield estaba tratando de interrumpir los sueños tridimensionales de Hollywood. Mientras algunas películas, notoriamente «Avatar» y «Alicia en el País de las Maravillas» tuvieron gran éxito en 3-D, otras (como «Gatos y Perros«) fracasaron. Más preocupante aún, señala él, mucha gente parece estar contenta con ver las películas 3-D en doble dimensión- una preferencia que se está haciendo obvia ahora que hay numerosas pantallas en 3-D. Si Hollywood cree que puede cubrir costos cobrando US$3 ó US$3.50 por las películas en 3-D, debe reconsiderarlo. En realidad, una inundación de malas películas en 3D creará descontento entre los espectadores acerca de la tecnología completa.
Nadie sabe nada. No le preste ninguna atención a los críticos (Hollywood ciertamente no lo hará). Los aspectos económicos grandemente favorecen la tecnología 3-D. Cuesta un poco más hacer una película en 3-D que en 2-D. El costo extra es de aproximadamente de 10% a 15% «por debajo de la línea», o sea, al costo de producción no del talento – y esa cifra podría disminuir en la medida que los técnicos se familiarizan más con la 3-D. Los cines podrían cobrar mucho menos de US$3.50 y todavía ganarían dinero.
Es extremadamente difícil obtener la experiencia 3-D de manera ilegal. Después de la divulgación de «Avatar» el año pasado en versión 2-D las copias aparecieron rápidamente en las redes compartidas de Internet. Esa libre competencia no pareció afectar las ventas de la película en los cines. En parte debido a la piratería, en parte debido a que la gente tiene tantas formas de entretenimiento de donde elegir, Hollywood se está moviendo hacia un modelo de negocios basado en espectáculos que no pueden dejar de verse – en lenguaje popular «películas suceso». Y las películas en 3-D serán una forma importante de diferenciar las grandes películas de las corrientes.
Por supuesto habrá películas pobremente convertidas a 3-D que no ofrecerán ninguna mejoría de la versión en 2-D. Es por eso que existen los críticos del cine y RottenTomatoes. Ciertamente, algunas películas en 3-D fracasarán en los cines y en los DVD. Pero lo mismo hará un sinnúmero de películas en 2-D.
Los estudios se las arreglarán: el fracaso es una experiencia común en Hollywood. La estampida 3-D continuará.