Por Norma Lorena Loeza
Ready Player One. (USA 2018)
- Dir: Steven Spielberg
- Reparto: Tye Sheridan, Olivia Cooke, Lena Waithe, Ben Mendelsohn, Simon Pegg, Mark Rylance, Phillip Zhao, Win Morisaki.
Nadie podría negar que uno de los pilares de la cultura pop de finales del siglo XX y principios del XXI, es sin duda el cine de Steven Spielberg. El director ha construido a lo largo de su cinematografía, una serie de referencias que han marcado la vida y los momentos de varias generaciones.
Esta nueva entrega es más que una típica película de Spielberg, es algo así como el homenaje a la nostalgia de la cultura pop de fines de siglo, en manos de uno de sus principales artífices. Y es por esa razón que es más valiosa por ello, que por la propuesta cinematográfica en sí misma.
Basada en el best seller de ciencia ficción escrito por Ernest Cline, conjuga dos elementos de alto impacto: las referencias populares y la literatura para adolescentes como material para éxitos taquilleros. En un futuro distópico, un juego virtual sustituye toda forma de convivencia y relación social. Oasis es el invento de James Holliday, un solitario nerd nacido y criado en los ochentas, por lo que todas las referencias a las que hace alusión el juego provienen de esa época. Quien tenga el control del juego, también controla la realidad y las relaciones de poder fuera de él.
Al morir Holliday se revela que dejó escondidas tres llaves en el juego – una especie de “huevos de pascua” o easter eggs– que otorgará al ganador el control absoluto del mundo virtual de Oasis. La cinta entonces se convierte en lo que seguramente ya imaginan: una odisea adolescente que conjuga rebeldes y excluidos para ir en pos de un sueño: obtener el control de este mundo de mentira comandado por gente malvada y avariciosa.
Llegado a este punto, entendemos que el asunto revive uno de los elementos muy al estilo Spielberg: el equipo adolescente que le vimos en ET El extraterrestre (1982) y que es tan popular y efectivo. Y también entendemos que no estamos ante lo mejor de la filmografía de uno de los directores más prolíficos de nuestros días.
Lo que en realidad atrapa de la cinta es el interesantísimo desfile de referencias de la cultura pop, que nos obliga a no perder detalle en ningún momento. De Michael Jackson a Godzilla, pasando por Chucky, Freddie Krueger y King Kong entre muchísimos otros. Sin embargo, Spielberg corona este desfile de iconos culturales con un homenaje a Stanley Kubrick, vía el Resplandor, (The Shining, 1980) cinta clásica y paradigmática basada en la novela de Stephen King.
No hay modo de agradecerle a Spielberg una inclusión y tan bien hecha y tan rendido homenaje a otro gran cineasta de quien se ha confesado muchas veces como admirador.
Pero fuera de eso, la cinta no es más que un compendio entretenido, que hace bisagra entre la generación X y sus jóvenes hijos/as millennials, Z y centennials. A golpe de recuerdo nos hace conscientes de lo que significa sentir nostalgia de uno mismo, extrañar ser quien eras, aunque lo hace de un modo tan sorprendente, que no deja espacio para lamentar el haber crecido.
Recomendable como lo que es sin pretensiones: una cinta de entretenimiento efectiva y bien manufacturada.