¿Qué pasa cuando los héroes a los que hemos admirado por generaciones, tras el oropel que los envuelve, no resultan ser lo que anhelamos de ellos, lo que admiramos, cuando vemos que son tan falibles como cualquier individuo, sujetos a los más básicos instintos del ser humano; quizás sea el paso de los años lo que termina por cansarlos y aburrirlos, hasta corromperlos y sacar, aún en ellos esa vena del mal que todos de una u otra forma llevamos dentro, consecuencia de ira, una de las 5 emociones básicas.
El mexicano Carlos Gómez Carro, en sus ensayo donde menciona de la dualidad de la personalidad, nos habla de que el mal puede persistir inmaculado, pero el bien no. Un planteamiento similar que Grant Morrison ya había manifestado en los noventa en una historia de un universo paralelo en donde la contraparte de “Los originales The Seven”, si esos que están pensando, que de alguna manera inspiran y refieren a nuestros antagonistas en “The Boys”. En dicha historia se planteó en la historia “Tierra 2”, en donde existen en el mismo Multiverso, más no en el mismo universo de materia, los inmaculados y legendarios héroes, y en otro de antimateria su oscura contraparte, en un universo en el que el mal es sine qua non de dicho universo. En dicha historia los 7 Originales se plantean que cada humano ocupa su lugar en el universo al que pertenece en donde encuentra su razón de ser, y fuera de este no tiene mucho sentido su presencia, en particular en ese mundo paralelo en que pese a los esfuerzos que realicen, fracasaran ya que el mal es una constante en dicha realidad.
Pero quizás nuestros no tan adorable “Seven” en el mundo de “The Boys” no sean malos per se, sino la consecuencia de los deseos de una sociedad que corre aceleradamente, tal y como lo plantea Bordeu, en donde dichos deseos masivos rebasan a los propios deberes del individuo.
De acuerdo a lo expuesto Garth Ennis, Homelander, Queen Maeve, Black Noir, Jack from Jupiter, A-Train, The Lamplighter, y The Deep, siempre tuvieron la semilla del mal dentro de sí, pero al volverse un objeto de admiración y porque no decirlo un producto de la moda, su lado oscuro se potencializo. Después de todo la moda es un fenómeno social, dice Simmel que ésta es una particular forma de vida que procura asegurar una solución de compromiso entre la tendencia y la igualdad social y la tendencia de singularidad individual. El individuo se vuelve un producto deseable, promotor del producto y el producto mismo que se promueve, consumismo contra consumo mismo.
“The Seven” se beneficia de la necesidad de los individuos de adquirir un sentido de individualidad y originalidad; el sueño de pertenecer y el sueño de independencia, la necesidad de respaldo social y la demanda de autonomía, desde otra perspectiva el temor de ser diferente y el temor de perder individualidad o la soledad indeseada o la soledad deseada, pero quizás ellos mismos sean presos de ese temor, el mismo que se potencializa al tener habilidades meta humanas, que lo hace superior a sus semejantes.
Es como aquellos trajes de moda que eran la sensación la temporada pasada ya no lo son porque ahora todos los usan, ya no son exclusivos, y objeto de singularidad, lo cual me recuerda a la corrupción que también experimentaron otros héroes de cómics, cuando en un universo planteado por Alex Ross, todos los habitantes de la casa de las ideas sufrieron mutaciones, dejando de ser especiales los meta humanos en un mundo cuyo nombre se identificaba por la antepenúltima letra del abecedario. Los Siete o cualquier “Súper” del universo de “Los Chicos” se convierten en bienes de consumo que así mismo pasan a ser obsoletos de un momento a otro. Sí hoy día nuestros héroes, se vuelven perversos pues saben que el mundo lo así con ellos, las redes sustituyen a las estructuras.
Y a su vez estos se dejen llevar por la fama, como cuando los artistas famosos, los creativos se dejan seducir por dichas redes de vanidad, de una mal interpretada arte, después de todo Marshall McLuhan nos dice que “el arte es todo aquello que te permite salirte con la tuya”. Hoy nuestra sociedad es como sección gigante de anaqueles en un centro comercial, con miles de opciones hechos para el máximo impacto y obsolescencia instantánea como dice George Steiner. Y sí, así son los “Súpers” en “The Boys” y lo saben.
Zygmunt Bauman, nos dice que hoy en día la cultura es un mélange, es decir una combinación de muchas expresiones y formas de interpretar la realidad. La moda, el arte ya no deben ser una preservación del status quo sino un agente del cambio, más precisamente del instrumento de navegación para guiar la evolución social hacia una condición humana universal. Y en un mundo donde todos los héroes ya parecen genéricos, ¿creen que Butcher y sus muchachos, esto les importe mucho?, ¿qué para ellos esto sea diferente? Cuando son los propios Súpers son los primeros en propiciarlo al ver con desdén a los individuos que supuestamente han jurado proteger, viéndolos como propios objetos para llegar a un fin, su ego, su vanidad, y el dinero.
En resumen la forma de ver a los Meta Humanos en The Boys es una explicación de la sociedad del Siglo XXI, la nuestra es una sociedad de consumo, al igual que el resto del mundo de los consumidores es una es una combinación de los sueños y de los deseos humanos a los que se accede como parte de la cultura del esfuerzo, o del mínimo en algunos casos. Ya no hablamos del cambio de paradigma, sino de una era post paradigmática, llena de Zombies, diría Ullrick Beck, la cual crece a paso acelerado. Un lugar en el que todo parece tan constante, en donde nada cambia, solo la constante misma, en donde todos se conforman o se aguantan, hasta que alguien decide que es el momento de tomar el control de hacer las cosas bien, y de acabar con el verdadero mal, el orgullo, la soberbia, la vanidad, y arrogancia espiritual en la que nuestros modernos Dioses han caído, siempre habrá unos muchachos que los metan en cintura.
Completa las aventuras de The Seven en las páginas de The Boys en la tienda en línea de PANINI México.