Norma Lorena Loeza
Simbad el Mareado. México. 1950.
- Dir: Gilberto Martínez Solares
- Reparto: Germán Valdés “TinTan”, Marcelo Chávez, Fanny Kaufman “Vitola”, Telma Ferriño, Ramón Valdés.
Germán Valdés “Tin Tán” llega al centenario de su natalicio y por ese motivo, la Cineteca Nacional programó sus películas más destacadas en el ciclo “Tin Tán 100 años.” Famoso por su personificación del pachuco, la verdad es que Tin Tán era un actor de comedia muy completo que hacía personajes muy variados, aunque siempre dentro de la acepción de lo popular y enmarcado en distintas expresiones del llamado “cine de arrabal.”
Dentro del ciclo se presentaron algunas de sus películas más populares como es el caso de “Simbad, El mareado” inscrita dentro de este subgénero paródico inspirado en melodramas clásicos y cuentos de hadas, aunque en este caso, la elección del título no guarda relación con la historia original a la que se hace referencia.
La historia trata de Simbad (Tin Tán) un lanchero aprovechado y pícaro que sueña con encontrase con una mujer rica para casarse con ella y que lo saque de la pobreza. Con este propósito se hace pasar por guía de turistas en Acapulco abordando “gringas” y señoritas de alta sociedad. El asunto es que Simbad se marea en cuanto sube a alguna embarcación, lo que lo hace tener sueños y alucinaciones sobre el lejano oriente.
Se trata de una obvia comedia de enredos, donde el amor verdadero triunfará sobre el interés y al final todo acabará bien para Simbad y Azucena (Ferriño)una humilde y hermosa muchacha acapulqueña, quien espera pacientemente el momento en que Simbad se fije en ella a pesar de no ser adinerada.
Apreciar una película que hemos visto todos/as, pero quizás no en pantalla grande, es el primer incentivo para haber acudido a la Cineteca. Ver estas películas en el cine, es sin duda toda una experiencia para las nuevas generaciones que están descubriendo al personaje, pero también para quienes crecimos con las cintas gracias a su proyección en televisión a lo largo de muchos años.
Es además un interesantísimo retrato popular del Acapulco de los años 50, antes de que fuera descubierto por las grandes cadenas hoteleras. Un México con Coca Cola y cerveza Monterrey y un Acapulco con casas de madera en calles arenosas sin pavimentar.
Se trata de ese México en los albores de la modernidad, donde confluyen algunos de los aportes culturales de un personaje como Tin Tán, el mambo y su fusión con el “swing” y la música de grandes bandas. Si bien en esta cinta el personaje del pachuco se ha diluido, ello no es obstáculo para no verlo bailar algo que resulta entre mambo y swing, con chicas ataviadas con plumas y lentejuelas y usar el muy famoso “spanglish” para tratar de conquistar a las chicas “americanas.”
La cinta también brinda la oportunidad de apreciar uno de sus recursos actorales más destacados, que es el de la interacción con el público. Momentos en los que el actor parece ser consciente de que es observado por el público, aparecen con claridad en esta cinta. Y en este caso, el factor de la pantalla grande le da una dimensión muy distinta – la sensación de que el actor parece verte donde quiera que estés sentado- a apreciarlo en una pantalla de televisión.
Es de llamar la atención que las salas estuvieran llenas, que el público estalle en carcajadas ante las ocurrencias del cómico, que asistan personas de distintas generaciones y que aplaudan al terminar la cinta. Un ídolo inmortal sin duda y un gran acierto de la Cineteca poner a Tin Tán donde nos gusta verlo. En una sala de cine.