Por Norma Lorena Loeza
Snowden. Francia, Alemania, USA (2016)
- Dir: Oliver Stone
- Reparto: Joseph Gordon Levitt, Shailene Woodley, Melissa Leo, Zachary Quinto, Rhys Ifans, Tom Wilkinson, Ben Chaplin, Nicolas Cage.
La más reciente cinta de Oliver Stone – que es garantía en el oficio de contar historias- pone el dedo en la llaga en un asunto muy serio: el espionaje del gobierno norteamericano hacia sus ciudadanas/os y no sólo a ellos, sino en realidad a todo el mundo.
El caso de ha trascendido la polémica dentro de Estados Unidos, al tratar un tema nuevo, producto del uso de nuevas tecnologías y del nuevo orden mundial y que nos hace cuestionar si de verdad nuestros correos, chats, publicaciones en redes y mensajes de 140 caracteres , son un tema de seguridad nacional y una nueva forma de atropellar nuestras garantías básicas, como el derecho a la libertad a cabio de una pretendida seguridad y defensa de ataques terroristas.
Ed Snowden es un joven de 29 años que en muchos sentidos podría ser considerado producto de la cultura norteamericana. Autodidacta en el asunto de programación y herramientas tecnológicas, un tema de salud lo lleva a abandonar la academia militar y a prestar servicio en áreas de inteligencia de gobierno estadounidense. En ambos casos, piensa que ayuda a su país y que contribuye a mantenerlo libre de amenazas terroristas.
wdenPronto se da cuenta de que el gobierno utiliza los medios tecnológicos disponibles para espiar sospechosos, pero para llegar a ellos termina hurgando en la vida de sus contactos, sus clientes, su familia. Es difícil no estar conectado de algún modo con algún/a “sospechoso” y esa información (fotos familiares, nacimientos, decepciones amorosas, infidelidades y demás) son material que conduce o incrimina de algo a alguien. Todos/as tenemos secretos que un momento determinado, pueden ser información crucial y por lo tanto valiosa.
El caso es que Snowden se asquea de ser parte de algo así y decide dar a conocer lo que sabe, lo que lo convierte en un fugitivo para el gobierno de su país y con el cual colaboró por muchos años en labores de espionaje. El caso Snowden se suma al de la lista de personas que han obligado a cuestionarnos si es válido que los gobiernos, nos mientan, nos espíen y nos guarden secretos, a cambio de una pretendida seguridad.
Oliver Stone toma esta historia y la convierte en una thriller de intrigas y secretos bastante bien contado y con actuaciones buenas y convincentes. Partiendo del hecho de que el espectador conoce o ha escuchado parte de la historia, no se detiene en muchos detalles, logrando un ritmo fluido que efectvamente, nos lleva al hecho de que Snowden sigue siendo un fugitivo por ahora.
Stone también hace gala de ese oficio que le permite dar su visión de las cosas, pero sin que los protagonistas pierdan humanidad, construyendo personajes reales y empáticos que convenzan al público por sí mismos, y no por los discursos asociados al caso. Como ventaja adicional, se escucha el tema The Veil, de Peter Gabriel, compuesto especialmente para la cinta.
Es claro que nunca volverás a ver a las redes, los teléfonos inteligentes y los correos electrónicos de manera tan inocente como después de ver la película. Pero lo interesante es reflexionar en algo que se menciona muchas veces durante ella: si cambiamos libertad por miedo, no hay que olvidar que todo tiene costos, algunos de los cuales no nos preguntaron si queríamos pagarlos. Un debate abierto, por supuesto y una película bien contada que vale mucho la pena ver.