Por Esther García Ramírez
Fotos: Mariano Orozco Flickr @ona309
El grupo Tama Kan se presentó en concierto en el Teatro Esperanza Iris, el pasado 20 de noviembre. Violeta Romero, con vestido y rebozo blanco, salió junto con sus compañeros Djely Tapa Diarra, Zal Sissokho, Sory Diabate, Piri Manley Herrera, Bruno Martínez, Auguste Donald Dogbo y Jerónimo González; y como bienvenida comenzaron la presentación con un son. Pronto el particular estilo de esta agrupación musical, envolvió a los asistentes, que aplaudieron con ánimo al primer saludo de Violeta Romero, especialista en son jarocho y directora general de este proyecto.
Como la misma Violeta lo dijo en algún momento del concierto, los músicos y todos en general, debemos buscar y generar nuestros propios proyectos; y ella lo hizo así, y el resultado es Tama Kan, música sin frontera; una fusión entre estilos del folklor mexicano, cubano y africano, donde los integrantes que conforma al grupo son de distintas nacionalidades: México, Cuba, Costa de Marfil, Guinea, Mali y Senegal.
Cada canción, aun cuando no son cantadas en español, son de algún modo comprendidas por los asistentes, que se mueven en sus butacas marcando el ritmo, deseando bailar, sin duda la reunión de estilos de Tama Kan es la prueba total de que la música es el lenguaje universal.
La cantante de turbante y blusa azul trae – con su baile y su ritmo- al continente africano al escenario del Esperanza Iris; en francés se comunica con el público y los invita a levantarse de su asiento y bailar, sea la música de origen africano o los sones jarochos, ella fue incasable durante las dos horas de concierto.
Los instrumentos electrónicos como la guitarra y el bajo, junto con la batería, unen sus sonidos a los instrumentos tradicionales como la jarana, el tambor baté, la kora y el balafón; las voces tan peculiares y el zapateado de Violeta Romero sobre una tarima; dan como resultado la mezcla de ritmos entre la música del oeste de África, la yoruba cubana y el son jarocho. Es una fiesta de folklor internacional.
A casi dos horas de iniciado el concierto, la agrupación Tama Kan se despidió con la canción La Bamba, son jarocho al que nadie se resistió; y el público en general zapateó hasta el último acorde, al igual que los músicos y cantantes.