The black phone. USA 2022.
Dir: Scott Derrickson
Reparto: Ethan Hawke, Mason Thames, Madeleine MacGraw, James Ransone.
Pareciera lugar común empezar diciendo que estamos viviendo un interesante momento en cuanto a cine de terror se trata, siendo también evidente que seguiremos diciéndolo – principalmente porque es verdad- y porque este interesante momento da mucha tela de donde cortar para empezar a reconocerlo y apreciarlo.
Una de las razones que permiten empezar a hablar de un aire fresco en el género, es precisamente, el identificar a los nuevos maestros del terror cuya firma de autor, empieza ser claramente identificable.
Este es el caso de Scott Derrickson, que tiene en su haber cintas – Siniestro 1 y 2 (2012-2015) y Líbranos del mal (2014), por ejemplo- que hoy son consideradas indispensables para entender la nueva narrativa de lo sobrenatural en la pantalla.
En esta ocasión, vuelve a algunos de sus temas desarrollados en anteriores trabajos, como lo sobrenatural ligado a la adolescencia, las familias disfuncionales, la locura y la crueldad. Y hay que decir al respecto, que ha logrado un discurso interesante a partir de estas premisas.
Teléfono negro nos presenta a Finney (Thames) un introvertido adolescente que vive en un suburbio azotado por continuas y misteriosas desapariciones de chicos de secundaria. Finney ya tiene bastante terror en su vida: sufre bullying constante, lidia con el duelo por la muerte de su madre, y además, trata de mantener la convivencia con un padre alcohólico que los maltrata a él y su pequeña hermana.
Sin embargo, su secuestro a manos de un siniestro hombre con máscara (Hawke), lo coloca en una pesadilla donde a través de un teléfono negro, puede hablar con las víctimas anteriores que intentan ayudarle a escapar.
Derrickson utiliza algunos elementos que le valieron tantos elogios para Siniestro: centrarse en la mirada de las víctimas adolescentes, hacer una crítica a la familia tradicional y utilizar el miedo como ambiente principal y detonador de las decisiones. Sabemos además que le encantan los videos caseros filmados en super ocho, y que Ethan Hawke es su nuevo actor amuleto, quien por cierto, está excelente en el papel.
La película arriesga poco, pero al final deja en claro que de lo que se trata es de refrescar el género, de generar expectativa y de mirar una figura conocida (el secuestrador, el “robachicos” pues) con más misterios que develaciones.
Logra sin embargo mantener el interés, la intriga y al final, en una interesante combinación que deja al público con la duda de que era más terrorífico: un teléfono que transmite sicofonías o un sicópata que tiene un juego perverso.
No deja tampoco decepcionado al público que paga un boleto para que lo asusten, y con eso, ya cumple con el cometido de filmar terror. Pero sobre todo, nos deja en claro que en terror no hay nada escrito en piedra, y que los nuevas propuestas cobran fuerza en un mundo que ya parecía no asustarse verdaderamente con nada.