Texto de Everardo Ferrer
Quizás mucha gente no haya escuchado en su vida hablar de El Cuervo Azul, protector de los humildes, azote de los maleantes. Lo cierto es que fue un titulo bastante original protagonizado por un luchador, y que obtuviera gran éxito aún sin ser inspirado en algún personaje real de la baraja luchística.
El Cuervo Azul nace, al igual que Kaliman, en una radionovela, aunque esta era transmitida a través de la XEW, en su momento, la estación de radio más importante del país. En la primera mitad de los setenta, el concepto creado por Carlos Chacón Jr. Salta a la historieta en una revista semanal a todo color, publicada por Editorial Emoción.
La premisa de la historia cautivaría de inmediato al público; El verdadero Cuervo Azul, que tenía vínculos con la delincuencia, es asesinado por una pandilla de apostadores, su representante, Black Rojas obliga a Don Polo, un pacifico maestro de escuela que se mantiene en forma practicando Lucha Libre, a sustituir al Cuervo Azul, lo que le acarrea una serie de problemas que cambiarán radicalmente su antes aburrida vida. Por un lado está Normita, su vecina a la cual don Polo ama en silencio y a la que el no es indiferente, por otro lado se encuentra Gladys, la ardiente amante de El Cuervo Azul, ahora encarnado por el profesor, creándose un atractivo triangulo amoroso, que es mas bien un cuadrangular al verse repartidos los sentimientos entre Don Polo y El Cuervo Azul.
Si antes don Polo portaba el manto del Cuervo Azul por obligación, después lo haría al saber que bajo la incógnita podría luchar contra el mal, protegiendo a los humildes y castigando a los maleantes, tal y como rezaba su slogan. El excelente manejo de la doble personalidad de Don Polo/Cuervo Azul, mantendría a un público cautivo a continuar las andanzas del personaje. Gran parte del atractivo de El Cuervo Azul, era que se enfrentaba a malhechores reales: secuestradores, pederastas, traficantes, ladrones y todo tipo de lacras que lastimaban a la sociedad. El dibujo, manejado de manera anónima pero a veces firmado por A. Espinoza, iría mejorando gradualmente. Ya hacia sus últimos números, El Cuervo Azul sería publicado a dos tintas, Azul y Negro y se le proporcionaría un ambiente más similar al de El Hombre Increíble, incluso contaría con su propio «Solìn»: Zebrù. A diferencia de algunos títulos estelarizados por verdaderos héroes del pancracio, El Cuervo Azul vivía gran parte de sus aventuras arriba de un Ring, aspecto que incluso hasta nuestros días, ha sido un poco descuidado.
La importancia del Cuervo Azul en este lugar del Top, es que aparte de ser una historia original, contaba con el apoyo de dos medios que eran indispensables para el entretenimiento familiar, por un lado el ser transmitido por La Voz de la América Latina desde México y por otro la edición impresa de Editorial Emoción; la radio y la historieta, que todavía en los setenta, jugaban un papel importantísimo como medios de comunicación y entretenimiento, ahora sustituidos por la tecnología. El Cuervo Azul se publicaría por casi un lustro, debido a su gran popularidad. Ojalà y esta historia pudiera ser rescatada por alguna de las editoriales que rigen el mercado mexicano de historietas, eso sí, conservando la increíble esencia del personaje.