A quiet place. USA 2017.
- John Krasinski
- Reparto: John Krasinski, Emily Blunt, Millicent Simmonds, Noah Jupe, Leon Russom.
Alguna vez en conversación con otras personas también cinéfilas, se aportaban puntos de vista acerca de una discusión clásica: ¿qué es más difícil? asustar o hacer reír? Si bien no hubo consenso – se trata de una discusión eterna entre cinéfilos/as- sí llegamos a la acuerdo de que ello puede medirse en función de la reacción expresiva que provoca. Tanto la risa como el miedo producen expresiones que no se pueden controlar. Mal asunto pasar por una sala de cine donde haya una comedia y no se escuchen carcajadas, o una de terror donde nadie grite.
Es así que si terror y silencio parecen ser una combinación imposible, esta película logra “lo nunca antes visto” aunque parezca cliché de circo. La historia sigue un poco el nuevo estilo de poner a las personas en una situación conflictiva sin mucha explicación de lo que pasó antes o pasará después. En un futuro distópico, una familia trata de sobrevivir poniéndose a salvo de unas extrañas criaturas que no ven, solo escuchan. Domar el silencio es la prioridad para esta familia de dos adultos, una niña, un niño y un bebé que viene en camino.
La tensión se corta en el aire, tanto dentro como fuera de la pantalla. Krasinski hace un diseño sonoro que logra poner al público en la situación de vivir en un mundo donde los sonidos se reduzcan a lo básico. La cinta además integra la lengua de señas a la trama, como una poderosa arma para sobrevivir y que en definitiva es uno de los principales aciertos de la cinta.
La muy joven Millicent Simmonds es una actriz sorda, haciendo un papel en una cinta poco usual para los actores y actrices con discapacidad. Esta cualidad de poder comunicarse con las manos, no sólo tiene un la finalidad de que el relato sea incluyente, sino de mostrar como en una situación extrema no hay impedimento que valga para sobrevivir. Este manejo creativo, constituye la esperanza de que Hollywood intente mostrar la diversidad sin discursos, ni historias de superación, sino simplemente mostrando que en todas las situaciones- incluso en las más aterradoras- el asunto es aprovechar todos los recursos que se tienen disponibles.
Las actuaciones son excelentes, dramáticas y expresivas, sin necesidad de palabras. Un ambiente tenso, oscuro, un fábula de pesadilla como hacía tiempo no se veía en la pantalla grande, es lo que la película ofrece y en este ocasión, logra que comprendamos lo difícil que es contener las ganas de gritar o expresar el miedo.
La cinta en suma es simplemente aterradora, asfixiante, perturbadora. Cuando creímos que tratándose de terror, ya lo habíamos visto todo, llega Krasinski para mostrarnos que no habíamos pensado en que ahogar el llanto pudiera ser tan aterrador y que el poder gritar con las manos, algo más que sólo un desahogo.