Una apasionada de la historieta se acercó a Sixto Valencia para conocer parte de su vida. Fátima Avilés, hija del historietista Martín Avilés, ha logrado uno de los encuentros más reveladores del ilustre Sixto Valencia. En exclusiva, Supercomics te presenta esta interesante entrevista, con las respuestas exactas del maestro. No olviden que el maestro Martín Avilés estará en el evento de Artistas Mexicanos de Historieta este 3 y 4 de noviembre en Tecamac, Estado de México.
Sixto Valencia Burgos, es uno de los dibujantes de historietas más famoso de México. El maestro Sixto es hijo predilecto del pueblo de Tezontepec en Hidalgo, tierra que lo vio nacer el 28 de Marzo de 1934. Es creador de la imagen de Balam en Destinos opuestos, de El doctor Simi en la historieta, del Periquillo Sarniento y de muchos otros personajes. Pero el más famoso es sin duda, Memín Pinguín. Sixto se convirtió incluso en un pequeño dolor de muelas para George Bush y el Reverendo Jackson. Pero sobre todo, Sixto Valencia es un maestro de maestros. De su estudio salieron la mayoría de los dibujantes actualmente exitosos de historieta en México. Luís Velásquez, Oscar Bazaldúa, Jorge Break y Martín Avilés son algunos de los más conocidos.
¿A qué edad comenzó a dibujar?
Sixto: Yo empecé a dibujar a los 7 o 8 años, sí, mis inicios fueron por influencia de un hermano que decía que dibujaba bastante bien. Bueno, ya había estado estudiando mucho tiempo y debe haber tenido unos 24 años y yo tenia ocho o nueve años, y no me debajaban en que dibujar, tenía que estar esperando a que se acabara el mes para aunque fuera en el reverso de las hojas del calendario poder dibujar, o en el papel blanco, o en las mesas, o en la carpintería que tenía mi hermano, cepillaba yo, limpiaba con el cepillo una tablita y ahí me ponía a dibujar.
¿En dónde comenzó sus estudios como historietista?
Sixto: ¡Aquí en México! Mira, empecé; de toda la vida he estado haciendo historietas y copiando historietas, cuando aprendí… cuando empecé a dibujar; dibujaba yo de los «Súper sabios”, había una revista que se llamaba “Pepín” y otra contraria que se llamaba “Chamaco”, salían diario y traían seis o siete historietas. Cada una de cinco o cuatro paginas, no sé, salían muchos dibujos y yo copiaba los mejorcitos y así de que, cuando llegué aquí a México vine a eso. Todo pasó en Hidalgo, cuando llegué a México fue en 1945 y ya aquí terminé la primaria, y como yo usaba, o me gustaba mucho el dibujo, me pusieron a hacer todos los dibujos de una serie del maíz que se celebraba en ese año. O sea que quinto y sexto año me la pasé dibujando. Eso me sirvió porque practiqué mucho a color y ya cuando pasé a secundaria no duré más que seis meses. No terminé ni primer año, luego luego, me lancé a entrar a La Academia de San Carlos, ahí me perfeccioné muchísimo, aprendí muchísimo de todos modos, pero entré a estudiar publicidad, sí, y allí tenía uno que hacer letras con reglita y plantillas y cosas de esas y pues no me gustó. Yo quería hacer muñecos, monos, movimiento. Y me Salí porque había un anuncio en un periódico, que solicitaban un ayudante de un dibujante de historietas, y pues fui corriendo y me quedé con la chamba.
¡Ha lo recibieron!
Sixto: Claro que eso de dibujar era nomás puro gancho, porque me pusieron a barrer el estudio, a lavar el coche, a hacer café y a buscar y acomodar toda la documentación que habían ocupado. Y luego poco a poco fui haciendo y borrando cartones, tratando de trazar algunos puntos y así evolucioné en el dibujo.
¿Cuál fue su primera historieta?
Sixto:¿Mi primera historieta? pues ya ni me acuerdo, porque cuando ya me sentía yo que dibujaba yo bastante, me puse a hacer una historieta. Creo que era “El caballero negro” de época de la edad media, pero no sabía yo ni que la edad media se dividía ¿en la edad media qué? ¿alta y edad media baja? ¡Ah si! Y pues estaba muy mal argumentada, y tratando de hacer argumentos pues peor tantito.
¿Usted únicamente sabia dibujar?
Sixto: Escribía todavía cajón con g .- (ja, ja, ha bueno) ¿y? mi primera historieta ya publicada fue sobre de la isla de que existió, que fue de México allá por ¿1900? 1940, 1942, era de México y ya después pasó a Francia, pero en la época de la revolución la abandonaron, no mandaron al que ocupaba la isla y cuando llegaron a quererla recuperar ya estaba ocupada por Francia, esa fue mi primera historieta. -(¡ah su primera historieta!) De la época de la revolución, después hice otra igual de, de una especie de, de reseña de varios paladines que hubo aquí en México y otra que ya me pedían mucho, una sentimental, una romántica, ¿sentimental, romántica? Si y me puse hacer el nombre de una mujer, se llamaba um… Estela, no sé, y me la compró un cubano -(¿un cubano?) Sí, ya enseguida entré a La Prensa para dibujar “Los Halcones Negros” Ya una revista, no muy original porque era la copia de “El Halcón Negro” que se llamaba ¿Cómo se llamaba? Los autores eran gringos ¡oh ya! Y me corrieron por eso, porque mis monos estaban iguales a los de los gringos y si querían una cosa diferente…
¿Querían algo distinto?
Sixto: Sí, fue un halago para mí, porque dije: “y así si los llegas a ver, si estaban muy bien hechos mis dibujos” y así empecé a agarrar ayuda de aquí, de allá, de donde se pudiera, pero me empezaron a dar argumentos y después de eso entré a Editorial Argumentos a hacer “Milagros de Jesús”. Y todos me chotean porque dicen que estaba yo haciendo “milagros de Sixto” -(¡ja, ja!). Pero sí, ya después de eso me dieron un no sé qué tantas historietas, un Libro Único creo. Y ya me solté y lo invencible hice con milagros de Cristo. Me gustó mucho como hacía el argumento Yolanda Vargas.
Y maestro dígame, ¿Por qué decidió ser historietista?
Sixto: Em… porque tenía facilidad para el dibujo y yo veía que “Pepín” y el “Chamaco”, en los 40´s, 50´s se vendían muchísimo. No había televisión, así de que eran el único divertimento que había…
¿Era su entretenimiento en ese tiempo?
Sixto: Sí, era el único entretenimiento que había en toda la República Mexicana y me gustaba hacerla. Admiraba yo a “Los Súper Sabios”, a “Corazón del norte”, entre otros. A todas las historietas que había en esa época, así que a los veinte años, ya lo que me mandaran hacer, eso hacía.
Ha, comenzó bien, y respecto a ser historietista… ¿Qué pensaron sus padres al respecto?
Sixto: Mi papá me decía: “lo que quieres en vez de trabajar es andar de golfo sentado en un escritorio”, -¡no padre! Sí se trabaja, y se trabaja bien duro, “¡no, no! lo que quieres es un trabajito sencillo”, -si supieran las que pasa uno por estar dibujando. Hay que fijarse en la perspectiva, en las proporciones, en la moda, en que época esta hecha, no repetir personaje, y que los demás personajes que son los protagonistas, que sean siempre el mismo, por eso Memín tiene una camisa a rayas, una camiseta a rayas para que hasta de espalda se identifique je, je. Bueno, son truquitos que va uno aprendiendo con el tiempo, y yo no pensaba hacer ese cómic, el de Memín.
Entonces dígame, ¿Cómo conoció a Yolanda Vargas Dulche?
Sixto: Porque ella hacia el argumento de “Milagros de Cristo”, me gustaba mucho como escribía los milagros de Cristo, son unos comunes y corrientes de la conversión de agua en vino, el ciervo, de el como apantallas al Pedro y al Pablo cuando Jesús anduvo en las aguas del mar rojo. Sí, tiene de todos los milagros que según la Biblia hay ocho o doce milagros, yo hice sesenta así que el resto, algunos los repetimos y otros los inventamos, pues si no hay tantos milagros.
Pero, ¿la gente no se dio cuenta?
Sixto: Si se daban cuenta, pues estaba revisado por la Nunciatura, y me llamaban la atención, pues le llamaban la atención al director, que eran Yolanda Vargas y su marido.
Y ahora sobre la historieta que lo hizo famoso; ¡Memín! ¿Alguna vez usted imaginó que se haría tan popular entre los mexicanos?
Sixto: No, nunca pensé en eso, si no, no hubiera tenido tantas ganas de dibujar la historieta de Tarzán, cuando se estuvo publicando aquí en México. Había una revista que se llamaba “Tarzán”, sí. Y mucho tiempo estuvo muy feita porque la dibujaba un cuate que le ponía la quijada cuadrada y no, no parecía Tarzán. Yo adoraba al Tarzán de las películas. Pero ese no se parecía, el que salía en las historietas no se parecía a nadie. Y toda la vida estuve yendo a ver a la editores, a la editorial que lo publicaba y nunca me dieron chance, llegaban a preguntarme, bueno y este; “¿tu trabajas en una editorial no?”, -pues sí, si trabajo en una editorial, pero yo quiero hacer Tarzan, “no, no, si estás trabajando en una editorial, no tienes porque venir a perder el tiempo aquí”, -¡no! lo que querían los editores de Vid era que no me entretuviera yo con nada, ya que les estaba dando muy buen dinero, la revista que estaba yo haciendo de Memín y desde las anteriores, hice cuentitos, hice fabulitas. “Súper Charro” que volaba con una agüita que se tomaba y hasta el caballo con todo volaba y esto y eso. Eso pasó, me tenían completamente entretenido, para que no, no me fuera yo a distraer yo con otra cosa. Y en las demás editoriales no me daban trabajo. “¡Tiene trabajo ese! no tienen por que darle, y además por que me lo quieren quitar”, pues me daba cuenta y seguía trabajando, haciendo lo mejor que podía y además me gustaba lo que hacía, cuando no era “La vida de Cristo” era “La vida de los Borgia”, y pues cosas de esas que me dejaban muchas enseñanzas, sobre todo de dibujo con el medio tono de color, -(¡aprendió mucho maestro!) sí, esa fue la situación.
Y de la historieta de Memín ¿Cuál es el mensaje que quiso transmitirle a la gente?
Sixto: Bueno a mí me gustó mucho porque se identificaba conmigo desde que yo la vi. Iba a la escuela y le enseñaban, pero también se transmitía la vida de los personajes y la amistad entre los cuatro es ejemplar. Todos se quieren y se respetan, no me daba cuenta hasta que después lo empecé a dibujar, que sí efectivamente es de mucho valor que enseñen los buenos modales, de tratar a la gente, de ser compañeros, de ser unidos, de respetar a la madre. Creo que la madre no lo respetaba porque, eso de la “!tabla con clavo!” pero era una medida muy buena, no siempre le pegaba, nada más con recordarle que estaba lista la tabla con clavo, inmediatamente se portaba como quería doña Eufrocina y eso es bueno, porque con los jóvenes es uno irreflexivo y hace uno cada cosa que no se debe de hacer, sin pensar en el mal que puede uno causar, -(las consecuencias) y aquí en la historieta sí se decía ¿Por qué a ver Memín colgó a unos gatitos de la cola en un tendedero?
No era por que fuera malo, pues sí, él quería ser malo y por eso los colgó, pero realmente era bien inocente, -(un niño) esas inocentadas eran las que me caían muy bien. Y no nada más a mí, como que esos detalles los metía Yolanda en los argumentos, los sentía uno y los hacía. Y el sentimiento que le metía Yolanda más el mío, se llegaban mas rápido a la gente, no era malo. -(y dígame maestro, ha bueno si continúe…) y pasaba Yolanda, tenía la cualidad de pasar de lo drástico a la risa, y lo mismo de la risa al llanto, era, no sé si desde antes, este, ¡bueno sí! claro que se sabe, desde antes de señalar a alguien que iba a sufrir, ya lo anunciaba, y en los textos se leía: “el desdichado”, “aquel individuo insignificante”, o inhibido, “estaba señalada para sufrir”, esos detallitos en los textos ya iban trabajándolo a uno y así es de que, cuando se llegaba el sufrimiento verdadero, hasta a la hora de estarlos dibujando, -(¿si?) ¡nosotros llorábamos aquí! y luego después del drama; se tropezaba Memín o hacía cualquier chistosaza, -(y ya se les olvidaba) y ya se olvidaba uno del mal paso que había uno pasado, -(aha, ¿y cree que eso a la gente le gustó mucho, no?) sí, sí, eso es lo que les gustaba.
Y de todas las historietas que ha dibujado, ¿cuál es la que más le ha gustado?
Sixto: “El periquillo sarmiento”, ¡no! sarmiento no, es sarniento.
Fue uno que distribuyeron en las escuelas, tiene poco que lo hizo, ¿no maestro?
Sixto: El año antepasado se hizo una reedición tipo puro texto y algunas ilustraciones, pero se hicieron 27 millones de ejemplares, eso rebasó mi ¿como se llama?, la cantidad de las revistas que he hecho, la que más se había vendido era el Memín con millón y medio, y en su buena época el “Periquillo Sarniento” también se vendió como 900 mil ejemplares, y era semanal y no salía completa, sino que salía solo una partecita, eso era lo que sostenía novelas mexicanas. hacíamos muy buena pareja Gonzalo Martreín y yo, me gustaba como escribía, y yo lo dibujaba muy a lo escrito y sobre todo quitaba lo que no tenia ninguna trascendencia, y dejaba la esencia de la historieta. -(era muy bueno, usted sigue siendo muy bueno)
¿Tú leíste el periquillo sarniento cuando salió por semana? ¿O lo leíste hasta que te lo regaló la secretaría? -(de hecho, el ejemplar que le firmó a mi papá, porque la verdad yo no conocía todos sus trabajos) a mi no me gustó como trató el color tu papá, pero, bien mañoso -(¡sí!) yo quería revisarlo, para ver, agregarle algunas cosas, porque había muchas paginas que estaban incompletas, y él así las metió y le metió color y le disfrazó y no me las trajo a mí, sino que las fue a entregar directamente a la editorial, ¡bueno, pasaron!.
Usted me cuenta que tuvo que hacer su luchita para ser el historietista que es ahora, ¡muy bueno!, ¿cree que los jóvenes aquí en México, los que quieren ser historietistas, reciben el apoyo necesario, tanto de los padres como de las escuelas?
Sixto:¡No!, ahora con la computación, los padres ven que dentro de la computación hay más porvenir para su chavo, entonces, si están estudiando algo tipo artístico o algo así, pues prefieren mejor que se metan a estudiar algo efectivo como la computación, y pues sí, si se aprende muchísimo si tiene uno a la mano el aparato, ¡una enciclopedia completa! Uno aprende cantidad de cosas ahí, pero no hay como leer y poder aplicar lo que uno ha aprendido. Porque, pues es muy fácil con la computadora, ¿pero realmente saben lo que están haciendo? ¡No!, necesitan leer para poder descifrar o poder seguir una aventura, o darle otro fin a la aventura, ¡hay muchas cosas! a mi me gusta mucho la computación, pero de repente, se le olvida a uno, que cosa es lo que esta uno haciendo y como le hizo uno la ultima vez para entrar a un programa, y ya se le olvida a uno y ahí lo deja uno.
Pero yo no soy capaz de ponerme a estudiar y estar perdiendo dos tres horas para ver si puedo entrar a un programa o descifrar algo de la computadora… tu papá si, ¡híjole!, se las sabe de todas, todas. Así quisiera ser para poder este, ¿cómo se llama? la computación, no que, yo manejo la computadora pero nomás para hacer la letra, -(¿pues ahora por el color digital no maestro? ¿Más que nada?) Sí, y eso es fabuloso, pero siempre se me olvida como escanear, ese es mi coco “¡hay que escanear! ¡Ahí, escanéamelos y yo luego le meto el color!”, y así, se le olvida a uno tantas cosas que como no esta uno completamente metido en eso. Y hay tantas cosas que tiene uno que aprender dentro del dibujo y aplicar varias cosas que, que si hace uno un lado la computadora. Y es una gran ayuda la computadora, de todos modos para lo que me hace, que es la letra, no no! Yeso porque un día me dice un letrista, este, ¡ha pues estábamos haciendo la vida de Fox!, me entregó las primeras treinta y dos paginas, me dice: “nomás que hora no es lo mismo, este, son cinco pesos por cuadro”, le digo; ¡oye, si me cobras seis por toda la pagina!, ora cinco pesos por cada cuadro que lleva cinco o seis, de 25 a 30 pesos me la subes, ¡te los voy a pagar, pero espérate! Y tenía yo para pagarle y con eso compré una computadora, y sí, le pagué los cinco pesos por cuadro, pero no lo volví a ocupar nunca. Ora la letra me la mandan por mail, -(ha, por mail) me llega marcada con lo que no va, así es de que se separa, se marcan los globos. Me sale gratis, aparentemente, pero si hay que pagar la computadora, tonner, tinta y la luz. Je, je.
Bueno maestro, y por último, ¿hay algo que quiera decirle a los jóvenes que piensan ser historietistas?
Sixto: Muchos se desaniman porque no hay trabajo, a algunos de mis ex alumnos me los he encontrado en el microbús y les pregunto que, ¿que han hecho con lo que aprendieron?, y me dicen que la historieta no deja, pero hay que echarle ganas.
Lo mismo yo no me he movido, pero es necesario que pruebe yo dentro de los periódicos, para ver si se puede hacer una historieta. Ahorita me estaba diciendo Martín, ¡no hay trabajo! Y yo digo que si hay porque yo tengo trabajo, -(¿y si hay trabajo entonces?) pues él tiene trabajo también. Se acaba de morir un dibujante que era muy luchón. Se llamaba Alberto Hinojosa, ese ocupaba mucho la computadora.
¿Alberto Hinojosa el que escribió el asombroso Gallardo?
Sixto: Sí ese, -(¿sí él?) y “Joana la cubana” y estaba haciendo últimamente “El Gato” era una especie de “El Pantera” pero como un gato negro y nomás de repente se desaparecía. Y este, y ocupaba mucho la computadora porque le metía tres tonos de medio tono, le dije que me enseñara, y cuando ya saben, todos dicen: “¡ay, si nomás se la prieta aquí y aquí, y ya!” -(Así como si usted les hubiera enseñado; “nada mas le pinto aquí y aquí”) ¡sí, sí! a mi me han preguntado, “¿oiga y cómo le hace para dibujar?” -Pues fácil, ¡yo trazo y entinto y ya! Pero no entra uno en detalles de que a la hora de bosquejar hay que estar pensando en tal cuadro, en cuantos personajes van, a donde le llega el personaje al tamaño del otro, y una bola de cosas que tiene uno que pensar, que si las dijera uno cualquiera diría; “no pos no es tan fácil”, ¡y pues no!, no es fácil, pero la práctica hace al maestro. Cuando alguien tiene ganas de hacer algo, lo hace así sea muy difícil. Así es de que lo que le recomendaría hacer a alguien que quiere hacer historieta, si le gusta que se pegue y -(¡y que se esfuerce más que nada!) su esfuerzo va a tener su recompensa forzosamente -(¡como usted!) pos algunos, he visto a algunos que se desesperan y, andan de choferes, ¿oye y todo lo que aprendiste? “Pues no me sirvió de nada, mire nomás en donde vine a caer” ja, ja, ja, ¡no!, no tienen las suficientes agallas para seguir explotando su trabajo. Y en cualquier momento nos cae una buena historieta y la hacemos, sí, no hay que desesperarse. Lo que uno llegue a hacer, hay que hacerlo lo mejor que se pueda, porque si no, no va a tener trascendencia.
Bueno maestro, entonces este, con eso me despido, es todo y muchas gracias.
Sixto: ¡Ándale gaviotita! -(ja ja ja) andan de moda las gaviotas, je je. Dice mi nieta: “oye abuelo, yo soy como la hija de gaviota, y mi mamá tiene un amigo que se llama Rodrigo, entonces, ¿yo soy gaviotita verdad?” -(ja, ja) Ándale pues mijita je, je, no sabe ni lo que dice, pero ya anda buscándole marido a su mamá. Je je. -(Bueno maestro, muchas gracias) ¡que te vaya bien!.