Una película de policías. Nada es verdad, ni es mentira.
México, 2020
Dir: Alfonso Ruizpalacios
Reparto: Mónica del Carmen, Raúl Briones.
Después de su exitoso trayecto en festivales. mismo que inicia con la Berlinale en su edición 71, donde gana el Oso de plata por su Contribución Artística en la edición, Una película de policías por fin puede disfrutarse a través de la plataforma Netflix para toda Latinoamérica.
Alfonso Ruizpalacios, director de la cinta, ya había mostrado su talento para contar historias situadas a la mitad entre la realidad y la ficción, como sucede con Museo (2018), y de intervenir géneros, como vimos en Güeros (2014) una interesante versión paródica del road movie.
En esta ocasión se juega con el documental, y con la fusión entre el cine de denuncia y la ficción, y por si fuera poco, todo eso se realiza alrededor de un tema sensible y polémico: la situación de las y los policías de la Ciudad de México.
Para ello, Ruizpalacios nos cuenta una historia verdadera, dramatizada a efecto de que se comprenda mejor el punto central: cómo se vive siendo policía en medio de la corrupción, la violencia, además de la falta de apoyo y reconocimiento.
Sin embargo, lo importante acá no son las revelaciones del asunto – mismas que de entrada podemos imaginarnos- sino los recursos que se despliegan frente a nuestros ojos para contarlo. Dando saltos y giros de tuerca entre la ficción, el falso documental, el testimonio y la cruda realidad de la denuncia, la experiencia no da tregua para las y los espectadores, quienes pasan de un giro de tuerca a otro, prácticamente sin respiro.

La película nos presenta a Teresa y a Montoya, dos policías de la Ciudad de México, quienes a través de sus propias experiencias, nos adentran en la dinámica de los cuerpos policiacos, sus motivaciones personales para ser policías, sus miedos, decepciones y la precariedad en la que desarrollan su trabajo. Esta primera parte en la que se humanizan los personajes, es quizás la que mas importante parece y la que de le da sentido a la historia en general.
Pero como ya dijimos, ésta no es una narración plana. Entra y sale de la ficción a la realidad y viceversa. La historia de Teresa y Montoya se funde de pronto con la del equipo de producción y la preparación e investigación que realizaron para poder filmar la película. Aquí también entramos y salimos del testimonio, de la dramatización y de la cuarta pared.
Un trabajo minucioso, que más allá de conocer una historia, nos brinda una experiencia. Una película donde no tenemos la seguridad del terreno que pisamos, porque al final, es verdad que nada es verdad ni es mentira. Sin embargo, es seguro que no miraremos a la policía con los mismos ojos después de ver esta película, y si eso sucede, bienvenida la reflexión a partir de tan ingenioso caleidoscopio cinematográfico.