Vicente Leñero, uno de los hombres de letras más importantes de México – seamos honestos, el llamarlo «escrito», «periodista» o algún otro nombre no le haría justicia – falleció el día de hoy a la edad de 81 años, dejando tras de sí una lista interminable de todo tipo de trabajos, desde novelas, guiones, obras de teatro, ensayos, relatos ya una cantidad notable de notas periodísticas. Entre unas tantas de sus obras, figuran Los albañiles, Redil de ovejas, Los Hijos de Sánchez, El Garabato, El evangelio de Lucas Gavilán, La vida que se va y Los Periodistas.
Nacido en Guadalajara el 9 de junio de 1933, iniciaría su vida profesional como ingeniero, para después dar el salot al periodismo. Dentro de ese rubro, formó parte de los equipos editoriales de Excelsior y Proceso, donde hizo literalmente escuela durante todos los años que participó en la misma.
Su prosa se caracteriza por su estilo directo y simple, pero al mismo tiempo cargado de una gran cantidad de simbolismos, que hacen de su narrativa algo ágil y muy disfrutable. Crítico social notable, supo pintar todas las clases sociales de nuestro país, pintando la realidad de una manera precisa, objetiva y honesta, lo que lo hizo uno de los escritores más notables de los últimos años.
Su muerte deja un vacío notable, que difícilmente se podrá llenar.