Como ya comentabamos en alguna entrada anterior, en la mayoría de los trabajos de ficción de cualquier género los autores se valen de mundos alternativos donde las andanzas de sus personajes puedan funcionar con cierta lógica y se puedan medir las causas y efectos de sus quehaceres. Convencionalmente esto sujeta la trama de la historia en una linea de tiempo y espacio de la cual no debemos esperar nada que no sea el mero sustento para que la historia misma pueda narrarse. Sin embargo hay algunos autores que habilmente saben hacer anclas intertextuales; es decir, que en sus narraciones hay elementos que alimentan la historia en narración con elementos de otras obras, acontecimientos y lineas de timpo-espacio ficticias o, algunos casos, no tan lejanas de la realidad.
Sobre los intertextos en Watchmen ya mencionabamos los que elaboran la Nueva York alternativa de 1985 pero hay uno muy específico que revela la naturaleza meticulosa de Alan Moore como autor en forma y fondo: el caso de Kitty Genovese. En Watchmen, el caso de Kitty Genovese tiene el mínimo interes narrativo pues va ligado a las motivaciones del porque Walter Kovacs decide dejar la indiferencia hacia el crimen y donar una máscara para convertirse en Rorschach: Kovacs trabajaba en una costurería de telas especiales y un día se topa con un vestido elaborado de dos capas de latex especial blanco entre las cuales manchas negras fluyen generando infinidad de patrones simétricos. El vestido ha sido abandonado por la clienta que lo pidio, quien alego era muy feo, una chica italiana conocida como Kitty Genovesse. Al poco tiempo, en el periódico Kovacs lee que Kitty fallecio violada y apuñalada a la entrada de su edificio de departamentos donde cerca de 40 vecinos se asomaron a ver el acontecimiento sin ninguno de ellos mover un dedo por ayudarla.
Ahora, el interes de fondo, es que dentro del genio de Alan Moore no cabe imaginar algo tan grotesco como es la indeferencia de la gente ante una presente violación/homicidio; esto lo tomo de un caso de la vida real que sucedio el 13 de marzo de 1964 en Queens, Nueva York, el cual aconteció tal cual lo narra Kovacs y que desde entonces (1964, no la publicación de Watchmen, mind you) la psicología le ha puesto atención como estudio de la capacidad de indeferencia vouyerista por parte de un grupo social ante un acto cabalmente atroz, bautizando el fenómeno como el síndrome Genovese. Notese que si la psicología le ha dedicado el categórico de síndrome, es porque problablemente esto no haya pasado solo en el caso de Catherine Susan Genovese.
Para quienes conocieron el nombre de Kitty Genovese por su lectura en Watchmen con toda probabilidad cuando escucharon en la televisión o en alguna otra revista sobre el síndrome Genovese y el atroz caso como un suceso real la lectura del comic de Moore y Gibbons corrio a sus memorias y asumio alguna significación mas pesada. Queda preguntarse si los acontecimientos alrededor de Kovacs/Rorschach (que ya veremos con más detalle despues) tienen referencias similares y que, de repente, no son tan lejanos a esas notas de prensa roja que cuando leemos no entendemos de donde surgen las motivaciones para realizarlas.
Esta referencia en el «origen» de Rorscharch eleva las argucias narrativas puestas en Watchmen muchísimo mas allá de la media del género superheroico y mas aún de buena parte de la ficción narrada en general. No solo es hacer referencia al síndrome, sino dar un grado de complejidad a la lectura sobre un personaje que ante el hecho decidira verlo todo en blanco y negro, y que como estudio de las motivaciones de un género «de mero entretenimiento» confronta a los lectores con una condición humana poco presumible, y que, en el personaje de Rorschach, los autores llevaran al límite. El síndrome Genovese es ejemplo de lo que el propio Moore ha dicho sobre varias de sus obras, incluido Watchmen: «siempre me ha interesado explorar la capacidad humana para hacer el mal conscientemente». Mantenerse indeferente e irreflexivo a este guiño sobre la condición humana en este clásico del género, se antoja como síntoma de aletargamiento mental.