Lo que parecía ser una entrega más de uno de los premios de la FIL, se ha convertido en una de las polémicas más airadas del mundo intelectual latinoamericano. Poco después de que el peruano Alfredo Bryce Echenique fuera elegido para recibir el reconocimiento en Literatura en Lenguas Romances 2012, surgió el rumor de que muchas de sus obras pudieran ser plagiadas. Al principio, las acusaciones se desconocieron, calificándolos de rumores y calumnias. Pero cuando las pruebas comenzaron a surgir, no sólo se hizo evidente de que no sólo no se le acusaba falsamente, sino que sus faltas eran muchas más que las que se le achacaron al principio. A pesar de ello, el escritor sorprendió al afirmarle a la prensa que el no veía motivo para rechazar el reconocimiento.
Tras de ello, un grupo de varios intelectuales, en donde se cuenta gente de la talla de Alfredo Ávila, Antonio Azuela, Ariadna Acevedo, Benjamín Arditi, Blanca Heredia, Fernando Escalante, Gerardo Esquivel, Ignacio Almada Bay, José Antonio Aguilar, Mauricio Tenorio, Roberto Breña y Soledad Loaeza, exigió al peruano que desistiera de su intento, o de lo contrario exigirían que el Comité Organizador del FIL lo retirara. Hasta ahora, la institución no ha querido tomar postura, esperanzada en que sea el mismo autor el que renuncie al reconocimiento, y de ese modo ahorrarle la difícil decisión.
Lo cierto es que el plazo se está acabando, y al problema no parece solucionarse. A menos que se sepa algo pronto, esta Feria del Libro se vea terriblemente manchada, algo que no le caerá muy bien a su hasta ahora impoluta reputación.