El universo creado en los 12 números de Watchmen es por si mismo una hazaña en los campos de la ficción, desde lo ya narrado de las fractales en tiempo y espacio alternativo generados por la existencia del Doctor Manhattan (como los USA ganado Viet-nam) hasta la presentación en detalle de productos o compañias newyorkinas ficticias las cuales todas son pequeñísimas partes de un gran rompecabezas (o mas bien peldaños de una pirámide). Alan Moore y Dave Gibbons en su obra han explorado las resonancias del superheroe desconstruyendolo y rearmandolo de vuelta, estirandolo hasta el punto de la meta-ficción (Nigth Owl), pero tampoco dejaron por alto hacer un muy sentido homenaje y de paso alguna meta-narración sobre la historia del comic book americano.
En la historia alterna de Moore y Gibbons estos reconocen tácitamente en diferentes ocasiones a la Golden Age, los superheroes originales de la DC en los años 30, ya sea expresamente (en Under the Hood Hollis Mason explica como la historieta de Superman le inspiro) o tangencialmente(«I remember there was the Super-man, the Flash-man…»). Pero en un universo donde los superheroes son «reales» y tuvieron una afluencia glamorosa (los Minutemen) y una estrepitosa decadencia (el Kenee Act), los superheroes es anatema a las tendencias naturales de la evasión que proporcionan los comics como tal. Dicho de otra manera: los personajes en el mundo de Watchmen ¿que comics leen?
El género mas socorrido: las historias de piratas. El título mas popular: Tales Of The Black Freighter .
En primer termino, como meta ficción, Moore y Gibbons hacen una divertida e interesantísima vuelta de tuerca a la historia del comic book americano. En este universo, cuando la EC Comics fue escudriñada por el senado del gobierno americano a raíz de la publicación de Seduction of the Inocent, la empresa de Bill Gaines en lugar de venirse a bajo, mas bien sale impune ante las acusaciones de degradar las mentes juveniles y se transforma en el gran conglomerado editorial de comics americano. Sin haber un Atlas/Marvel, es la propia DC Comics de la mano de un Julie Schwartz la que comienza a desbancar poco a poco a la EC en el popularísimo genero de los piratas; en particular con el título de Tales Of The Black Freighter, de la mano del escritor Max Shea y el formidable dibujante Joe Orlando. En este universo, Tales Of The Black Freighter es el equivalente a los Fantastic Four del mundo que conocemos tal cual.
Durante el desilbane de Watchmen, Moore y Gibbons nos regalan la lectura del numeros 23 y 24 del famoso título de piratas, la historia Marroned, escrita por She y ya dibujado por el ficticio artista Walt Feinberg. El comic es leído por un chavillo que solo pierde el tiempo en el puesto de revistas de la esquina, frustrando al servil viejo que la atiende. Los autores transpolan los dialogos de Tales Of The Black Freighter leido por el niño con los acontecimientos del mundo «real» de los Watchmen, tornando ambos universos (piratas y superheroes) en una riqueza intertextual delirante en posibilidades de intrepretación. Este ejercicio es el que Moore declararía fue hecho con la intención de sacar el mejor provecho de las posibilidades narrativas del medio comiquero en particular y que ningun otro medio (novela, radio o cine) jamas podrian emular.
Sobra decir que si uno se dedica a leer tan solo las viñetas de Tales Of The Black Freighter, esa historia ya de por si es magistral. El Black Freighter es una especie de barco pirata fantasma, en el número que se nos regala en Watchmen, vemos como un bucanero fue dejado en una isla desierta tras que el susodicho barco maldito hundiera y matara a toda su tripulación. El bucanero queda en la isla deseperado, pues sabe que la nave pirata va a atacar a su ciudad oriunda en donde viven su esposa e hijos. Ante la abrumadora desesperación, con los pocos arboles que encuentra en su isla y los cadaveres putrefactos de sus compañeros, el bucanero arma una balsa al mas puro estilo de Caronte que le permitira navegar a su ciudad y tratar de prevenir la llegada del terrible barco. La travesía es, en efecto, infernal. Lo que sucede durante ella es tan degenerado como lo que sucede a la mente del protagonista. El final, quizá para algún lector exigente, pudiera ser convencional, pero la forma no deja de ser excelsa.
Por otro lado, es muy original y hasta un tanto contestatario el homenaje a la EC Comics de Bill Gaines tomando en cuenta que la DC Comics colaboro en su virtual destrucción cuando formo parte de la creación del anodino Comics Code. El homenaje Julie Schwartz es mas que merecido, siendo este el editor que mas carisma y creatividad dio a DC Comics en la Silver Age. La inclusión de Joe Orlando suena a una especie de gag, pues fue el extraordinario artista convertido en editor en jefe quien importo desde Inglaterra a Moore y Gibbons para que estos elucubraran en la DC Comics. Hay alguna mención a otro par de extraordinarios artistas de la Golden Age, quienes fueron Gil Kane y Alex Toth. La metaficción homenaje se hace mas intersante con la inclusión del escritor ficticio Max Shia, a parecer de un servidor, basado en la figura y obra de Harlan Ellison, quién a su vez juega un rol determinante en el resto de la historia si bien sus apariciones son esporádicas.
Tales Of The Black Freighter mas que una curiosidad postmoderna por parte de los autores es una parte integral y fundamental de Watchmen: es la que otorga profundidad y solvencia a lo catastrófico de las consecuencias de la posible guerra nuclear en puerta. En un dejo de oportunismo, la DC igual se pudo haber dado a la tarea de hacer la susodicha serie de comics (aunque, como todo lo que Moore ha creado, dificilmente encontrarían quien se animara a elaborarla con el mismo calibre).