«Soy una princesa. Debe ser así, de otra forma no me hubiera lastimado el guisante que puse debajo de mi colchón anoche. Tengo una marquita color púrpura en la espalda o eso parece desde el espejo de mi habitación cuando bajo los hombros mi pijama. Esto prueba que por mis venas corre sangre azul. Sangre azul de princesa. Creo que hoy cuando salga a caminar por el jardín cantaré con ese pajarito rojo que vive en el rinconcito del techo y tal vez logre que mi príncipe me escuche y venga aquí a salvarme. Sólo espero que llegue antes que la bruja.»
Polvos dorados en el cabello, zapatillas Mi Alegría color rubí, el vestido de terciopelo que está guardado en el clóset y esa coronita de brillantes que esconde en el cajón especial son las posesiones más preciadas. Cada niña, incluso cuando crece, sueña que es una princesa. Porque vamos, aún siendo adultas siempre soñamos con encontrar el amor verdadero y todas, toooodas queremos que el príncipe azul nos salve, aunque sea de vez en cuando. Toda esta magia, este mundo maravilloso en donde las estrellas son encantadas y los animalitos hablan, está guardado para siempre desde la primera vez que escuchamos un cuento de hadas. Un gran culpable de esto es el mundo de Walt Disney. The Magic Kingdom, le llaman, y con toda la razón. Disney nos lleva hasta el rincón más lejano y no importa si tienes cinco u ochenta años, una vez en el Mundo Mágico de Colores eres niño de nuevo.
Hacer sueños realidad. Si tus sueños son cuentos de hadas son la especialidad de Disney. ¿No sería maravilloso detener la magia en espacio y tiempo para llevarla hacia ti? Para sacar una fotografía que hasta tenga polvos mágicos y donde puedas ver una escena maravillosa de este mundo encantado sólo podría ser considerada Annie Leibovitz. Ella es una maravillosa fotógrafa especialista en retratos que desde 1970 trabaja fotografiando famosos. Ha trabajado para Rolling Stone y Vanity Fair. Leibovitz fue quien fotografió al cantante británico John Lennon por última vez, antes de que este fuera asesinado por uno de sus admiradores ese mismo día.
Así que cuando Disney necesitó una campaña publicitaria mágica, llamada «Where Dreams Come True», era ella la indicada para disparar la cámara. Así pues, les presento la campaña completa con todas sus versiones. Son fotografías exquisitas con un retoque digital hecho casi a la perfección. Cada una logra su objetivo pues es imposible verlas sin sentirse contagiado de magia y sentir en el fondo que estos lugares son reales y existen en algún maravilloso lugar.
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