Por Eduardo Arredondo
Me atrevo a afirmar que todos en algún momento de nuestra vida, hemos tenido el pasatiempo de coleccionar objetos, que van desde latas de refrescos, osos de peluches, llaveros, discos o como en el caso de muchos de nosotros, coleccionar comics, juguetes y una infinidad de artículos relacionados con el noveno arte.
Pero alguna vez querido lector te has preguntado, ¿Por qué lo haces?, hoy en día esta práctica es tan natural que ya nadie se lo cuestiona. Según el diccionario se define al coleccionismo como una afición que consiste en la agrupación y organización de objetos de una determinada categoría. Esto se aplica muy bien en cualquier museo que se te ocurra, y nos deje ver que la humanidad tiene en sus genes esa necesidad de clasificar y preservar determinados objetos, dando como resultado que haya tantas cosas para coleccionar como polvo debajo de una cama, pero esto no explica ¿Qué nos motiva a gastarnos nuestro dinero en alguna figura o historieta sin siquiera meditar?.
Tal vez algunos respondan que es todo un arte coleccionar objetos y que sirve para que sus amistades o su familia puedan admirar su vasta colección y pueda servir como pretexto para hablar de cierto tema o tal vez por la emoción que implica la búsqueda de ese artículo que nos hace falta en nuestra colección, es por correr esa aventura que nos hace buscar por todos lados y que calma nuestro instinto de cazador, o simplemente para poder admirar la belleza que implica tener todos los comics o figuras en un estante.
Bueno pues bajo la lupa de ciencia, el coleccionismo según algunos psicólogos (y supongo algunas madres de familia), les preocupa que si somos descuidados, podemos caer en una conducta negativa del coleccionismo, o etapa compulsiva. En otras palabras coleccionar todooo lo que se pueda con respecto al objeto de nuestro afecto sin importar a qué precio, algo así como ese cliché que vemos en coleccionistas que aparecen sobre todo en dibujos animados y que en más de una ocasión nos han arrancado una carcajada porque nos vemos reflejados o conocemos a alguien así.
En 1937 el Doctor Walter Banjamin dio un gran aporte a la psicología del coleccionista al escribir Eduard Fuchs: Historia y Coleccionismo. Esto después de tener un encuentro con Fuchs y percatarse que era poseedor de una de las mayores colecciones del mundo sobre caricatura, arte eróticos y cuadros costumbristas, despertando su curiosidad por el tema. En esta obra el buen doctor deja en claro la patología que tenemos todos los coleccionistas, pero también exalta la capacidad que tenemos, para que por medio de la recolección de objetos, recordemos y sobre todo salvemos a la historia.
Otros Psicólogos pueden acusar a los coleccionistas de narcisistas, fetichistas, locos u obsesivos dependiendo de cómo dirijan sus estudios, haciendo que las personas «normales» vean con malos ojos al coleccionista tachándolo de ser egoísta, que tiene dinero para «tirar» o que no tiene nada mejor que hacer , haciendo que muchas veces nosotros mismos creamos esto. Dando como resultado (a veces me pasa) que sentimos la imperiosa necesidad de justificar alguna nueva adquisición y otorgarles un lugar de privilegio proporcional al esfuerzo que nos costara su adquisición. Aunque no tengamos que justificarnos ante nadie, necesitamos hacerlo ante nosotros mismos, una especie de acto de contrición, sobre todo si el artículo en cuestión lo adquirimos en una de esas etapas de coleccionismo compulsivo, como si hubiéramos hecho algo malo.
Tal vez los psicólogos tengan razón en muchas cosas, pero como ya se dijo un poco más arriba, el arte de coleccionar tiene su punto de vista positivo, y es con el que en lo personal me quedo ¿que cuál es?, sencillo, el coleccionar algún artículo nos proporciona placer (o felicidad como prefieras), nos hace tener una mente abierta y con sed de conocimiento para saber más acerca de nuestra colección y el cómo mejorarla o preservarla y lo más importante creo yo, nos permite socializar con gente que tiene la misma afición que nosotros y con la que podemos charlar e intercambiar conocimientos sobre este u otros temas.
Después de leer esto, creo que esta de mas decir que todos los que coleccionamos algo estamos un poquitín locos pues a fin de cuentas el acto de coleccionar nos hace ser ese tipo de personas que no paran en su afán de encontrar ese objeto raro que falta en nuestra colección y que al tenerlo entre nuestras manos… !!!uufff!!!, la satisfacción es indescriptible. Como ya fue dicho por alguien: el coleccionista es una combinación muy curiosa de instintos, desde los más delicados y espirituales hasta los más primitivos algunas veces de un egoísmo grotesco y otras veces de una dedicación purísima a un objeto o a una idea.