A dos años de la muestre de Carlos Monsivaís, retomamos parte del texto de Ernesto Ocampo, publicado originalmente en Súper Luchas 371.
Yo uso la máscara porque soy académico de la lengua, y no quiero que se escuchen las impropiedades y barbarismos que vivo en el ring.
El uso de la máscara se empezó a extender en México a partir de los años treintas, a imitación de la lucha de los Estados Unidos, del wrestling, y hoy es ya un lugar común. Seguramente en el origen estaban el hombre de la máscara de hierro, el fantasma de la ópera o cualquiera de los arquetipos del rostro superpuesto, del rostro fantástico, que aterra, exorciza, intimida, pero después se ha convertido en la idea del rostro deseable, del rostro que cualquiera hubiese querido tener, y gracias a eso se ha extendido de una manera tan extraordinaria.
- El resto del texto puede ser leído en el twitter del autor
- o en SuperLuchas.net.