Por Gregorio de Jesús
ADVERTENCIA:
Este relato no es acto para personas moralistas, con prejuicios, ni para seudo intelectuales que se jactan de literatos; en fin, la mesa está puesta para el que quiera probar nuevas experiencias y por último: cualquier semejanza con la realidad; no es más que una mera coincidencia.
EL FIN DEL MUNDO
“Yo soy el Alfa y la Omega, = el Primero y el Ultimo, = el Principio y el Fin”.
(Apocalipsis: Cap. 22. V. 13).
Virtudes Morales se despertó desganada y con el pie izquierdo, eran las once de la mañana cuando leyó en la web su horóscopo; un plato de cereal con leche y una taza de té son el desayuno para conservar la línea:
“Me tienen envidia esas gordas de las Sahagún –piensa mientras sube a la báscula del baño–, si todo es tan fácil que yo no me explico cómo puede haber tanta gente obesa en el mundo”.
Escribe y guarda en la table el nuevo registro de su peso corporal. El horóscopo para ese día es bueno, pero eso a ella no le importa; cierra la ventana del site y de pronto, recordó lo que una amiguis-amiguis le había dicho sobre el 20 ó 21 de diciembre; un presentimiento sobresaltó la irrealidad de su vida perniciosa, sedentaria y busca en la prestigiosa publicación “Muy interesante”, el artículo que trata sobre las profecías Mayas:
“¿Y sí mejor veo la peli de Mel Gibson? – se cuestiona y reflexionando en voz alta comenta–: Leer es demasiado para mí, tengo el tiempo encima; y si es cierto… ¡ya no podré seguir siendo fan de Víctor y, eso no debe ser! –masculla maldiciones a los dioses, investigadores, comentaristas de todos los medios de comunicación y la indignación se estrelló contra la puerta cerrada del baño–, ¡Pinche puerta, no más que sepa quién la dejó así; ya verán!”.
Se limpió la sangre de la nariz y regresando a sus pensamientos fatalistas, envió un mensaje a los fans de Víctor en el FACEBOOK alertándolos de la catástrofe existencial del starboy de las multitudes, pero como tenía tanta prisa; su cabeza era un lío que no podía controlar. Las manos temblorosas y el corazón a punto de taquicardia no la dejaron razonar bien; escribió con los ojos entrecerrados tantas erratas que su nota en la red fue ilegible.
Al darse cuenta de lo sucedido, la frustración se tornó ira que a su vez se volvió llanto de impotencia por la vida inútil y abandonó la lid que salvaría al héroe; miró angustiada el reloj del I-fon y descubrió que la hora se acercaba…
En otro punto de la ciudad, Casimiro espejo leyó la misma noticia, es decir: El Fin del Mundo, de inmediato dejó de trabajar y salió corriendo hacia el departamento; con tales apuraciones olvidó las llaves del mismo; y tuvo que buscar un cerrajero para abrir la puerta.
La fatal noticia estaba por todos lados, sólo era cuestión de tiempo para comprobar los efectos de las Profecías Mayas; si el final estaba cercas para la humanidad era preciso hacer algo antes de perderlo todo. Casimiro decidió vivir sus últimos instantes junto a la pasión de su vida y guardó cuidadosamente su colección de comics y mangas en cajas de plástico. Pero antes de tomar esta determinación, aprovechó el resto del día para escanear, archivar, acomodar y redactar la nota póstuma que también añadió al disco duro de sus memorias:
“Morirá mi cuerpo, pero antes de ello; dejaré testimonio de lo grande que fue el hombre en la tierra –decía mientras alucinaba el momento del adiós–, ¡Vámos súper héroes! ¿Dónde está la LIGA DE LA JUSTICIA para qué haga algo?… ”
Las palabras se ahogaron en un susurro de temor por lo desconocido, no quiso comer más; se sirvió un whisky con hielo y esperó.
… Otra vez, en la soledad de su alcoba; Virtudes Morales de la Cruz se miró al espejo por enésima vez; todo era inútil para la causa; los minutos en el reloj implacable atormentaban su miserable existencia.
Y por un instante, se despertó en ella algo llamado “consciencia”, pudiendo reflexionar sobre lo vivido llegó a la conclusión de que todo había sido en vano, su título en una licenciatura hecha para no estar siempre en casa; soportar el hastío familiar; los logros de su hermana mayor y por último, la ociosidad de una vida sin preocupaciones económicas.
Por otra parte, Casimiro Espejo de Dios buscó al azar en la agenda un número conocido pero, sonó ocupado o tal vez, fuera de servicio, entonces, llamó a Virtudes.
Hablaron de tantas cosas superfluas que al final, no pudieron eludir el tema y; antes de despedirse quedaron de acuerdo para no estar solos:
—Ya no te quito más el tiempo –dijo Casimiro irónicamente–, será mejor que vengas para acá.
—Si tengo coche –advirtió ella–; Te veo a las 11. Ya sabes, que antes hay demasiado tráfico en las calles.
—Pues si faltas –replica Espejo desesperado–. Ésta será nuestra última noche sobre la tierra.
Ella no responde y terminó la llamada, molesta por la incertidumbre se arregló para la cita. Los zapatos, la ropa, el perfume y el tambache de souvenirs (videos clips, temas inéditos, entrevistas en la radio, TV, reportajes aparecidos en magazines de moda y los discos autografiados por él además los adquiridos en I-tunes) de Víctor estuvieron listos en una maleta de viaje; se despidió de su habitación y no dijo a nadie su partida; subió al carro su equipaje, que horas antes había preparado.
La ciudad estaba tranquila, a pesar del ancestral presagio, los habitantes parecían no dar tanta importancia al fin del mundo. Las fiestas pre-navideñas llenaban de colorido las tiendas departamentales y los sitios públicos; las casas adornadas con motivos navideños y las conversaciones sobre los intercambios de regalos (familiares, amigos, trabajo u otros); la celebración de las posadas en la iglesia sin distinción eran punto de reunión de la comunidad.
Casimiro volvió a encender un cigarrillo para calmar los nervios, pues, Virtudes no daba señales de vida. Estaba escribiendo un mensaje cuando el timbre de la puerta comenzó a sonar. Después de saber la identidad del visitante dejó el celular a un lado y abrió la puerta.
Los saludos y abrazos eran innecesarios, sin embargo, hay acciones que se efectúan bajo las normas del convencionalismo social. Instintivamente miraron hacia el reloj, faltaban 45 minutos para el fin del mundo; un escalofrió los hizo acercarse y fue entonces como empezaron la catarsis de arrojar en sus discursos todo lo reprimido durante la vida
Virtudes Morales habló de su fanatismo por Víctor y como eso le había alejado del amor de un hombre verdadero.
Casimiro hizo lo propio al decir que su vida había estado consagrada a los cómics y al manga, pero que en ese trayecto los demás no existieron y ahora tenía 40 años y no había vuelta de hoja.
—¡Todos nos vamos a morir! –dijo Virtudes entre lágrimas de impotencia–, Y Víctor no será más...
—Eres tan imbécil que no te has dado cuenta que él también desaparecerá –la interrumpió perversamente–; Estamos aquí para despedirnos sin culpas, sin rencores y tú; hablando de un fetiche que nunca te llevarás a la cama y que sólo en sueños te hará gemir de placer hasta el orgasmo.
—¡Eres un pinche frustrado nerd! –respondió enojada en defensa de su amor platónico–. Te cagas de envidia porque nunca serás como él, tu vida se reduce a las frivolidades de las tiras cómicas y eso no deja rastro en la historia. Eres el embajador del arte amorfo y por lo cual, ¡desaparecerás!
Estuvieron discutiendo y defendiéndose cada uno hasta que se agotaron las palabras y una voz en el silencio los dejó paralizados; era el miedo de perderse a cada segundo el final del mundo. No se sabrá jamás si ellos comprendieron el significado de tener consciencia en este plano material; sin embargo, la realidad de los actos se reflejó en el firmamento; .aparecieron las efigies de: Allah, Buda, Crishna, Jesús, Tonanzi (Virgen de Guadalupe) Fátima y tantas imágenes que pocos fueron los que no se enteraron por estar inmersos en los apegos, el ego y la muerte en vida de la cotidianidad.
Dieron las doce de la noche, el mundo no se acabó; la gente continúa festejando las celebraciones decembrinas, ya que, el cambio está en el interior de cada uno de nosotros; y si alguna vez ocurriera esto: el fin del mundo será ocasionado por el odio y las envidias existentes en la raza humana…
YARÍ DUBOIS
Gregorio de Jesús Yarí Dubois, autor del texto es psicólogo, maestro en educación especial, escritor y músico. Nuestro amigo es invidente, adjuntamos su tarjeta para apoyarlo con trabajo, ya que hace tiempo tuvo un accidente que le dejó postrado cerca de siete meses. Y para él diciembre del 2012, significa el inicio de una nueva era en su vida, un verdadero renacer porque ha vuelto a caminar.