El 17 de septiembre, en el marco de las actividades de la exposición De san garabato al callejón del cuajo, Rafael Barajas, El Fisgón, ofreció una charla en el Museo del Estanquillo, en donde el caricaturista comento, que la historieta era uno de los pocos materiales de lectura que estaban disponibles para los jóvenes mexicanos hace cinco décadas “pero ahora va de capa caída”.
Ante una concurrida asistencia, el cartonista explicó las causas que originaron esto.
“La primera tiene que ver con el hecho de que hace un par de décadas la televisión cobró fuerza y provocó que una de las pocas formas de entretenimiento de los mexicanos, las historietas, dejaran de consumirse”.
«La segunda se debe a la propia voracidad de su industria, es decir, al nivel de perfeccionamiento comercial que poco a poco adquirió, convirtiéndola a la vez, en un producto estético-comercial y artístico».
“Hoy las reglas son tan estrictas que se convirtieron en una gran camisa de fuerza para los creadores, provocando que estos se alejaran de la industria”.
Entre 1976 y 1977, la industria mexicana de la historieta y la fotonovela, producían cada mes un total de 69 millones 586 mil 800 ejemplares, lo que deja constatado que la “verdadera industria editorial mexicana de ese siglo, fue la de la historieta”.
“Mientras Octavio Paz vendía en un mes 15 mil ejemplares, Kalimán vendía dos y medio millones”, destacó.
Sigue Asegura “El fisgón”.
“A diferencia de lo que ocurre en los Estados Unidos y Europa, donde existen museos, coleccionistas y estudiosos del género, en México sigue siendo vista como un fenómeno cultural de escasa importancia, como un objeto folclórico inculto”,
El monero como el se define, ha escrito diversos libros sobre la historia de la caricatura en México.