
Ahora les presentamos en exclusiva el discurso que el maestro Sixto Valencia pronuncio en la pasada entrega del premio La Catrina en la XXVIII FIL de Guadalajara.
Buenas tardes Lic. Izcóatl Tonatiuh bravo, rector de la universidad autónoma de Guadalajara
Buenas tardes a todos mis colegas y amigos
Buenas tardes a todos los invitados presentes
Muy contento y agradecido me permito dirigirles con emoción estas palabras:
Quiero llevarlos a un momento crucial en mi vida, será difícil hacer este ejercicio pero por favor imagínense a un niño de 5 años que por primera vez tiene en sus manos una publicación llamada Pepín con la recopilación de varios de los mejores dibujantes de la época: Germán Butzé con los Supersabios, Gáspar Bolaños con Rolando el Rabioso, Antonio Gutiérrez con Don Proverbio, Pancho Flores con Gitanillo o Linda Faber, Jose G. Cruz, Leopoldo “Che” Zalas, en fin uno mejor que el otro. Era un México de los años 40’s, la revista costaba 10 ctvs. Era una publicación diaria con historias de 4 a 5 páginas, que siempre quedaban en suspenso.
Y a lo que voy es que uno de mis hermanos mayores, aficionado a la historieta me leía las historias del Pepín, esta simple acción transformó mi concepción de un mundo rural a un mundo editorial a través de esas páginas ¿se pueden imaginar el momento? Pues esto bastó para que mis primeros juegos fueran en una ladrillera de mi pueblo natal, donde con una pua de maguey y aun frescos los ladrillos yo trataba de dibujar la continuación de las historias leídas, después fue dibujar en madera de una funeraria, donde trabajé de niño.
Se dice que a toda causa viene un efecto; la causa se las acabo de narrar y el efecto es estar en este momento frente a ustedes haciéndome merecedor nada más que a la catrina, un destacado premio que hoy corona toda una vida entre viñetas.
¿Quién diría que todo empezó como un juego hace 75 años? ¿Qué dirián todos estos maestros que recién nombré, quienes fueron mis guías y mis inspiradores entre otros a alcanzar el lugar en el que estoy?
Nada me alejó del papel, de los lápices y de los pinceles, muchos fueron los intentos de parte de mi familia en desviarme de esta profesión que me apasionó y me sigue apasionando.
A lo largo de estos 63 años como historietista siempre trabajé con el objetivo de hacer bien las cosas, nunca ha sido mi intención trabajar para ser reconocido o premiado, pero cuando llegan estos momentos que bien se siente, verdad de dios.
A la par de mi profesión como dibujante he sido fundador y presidente de sociedades de dibujantes y en este andar como autor y en calidad de presidente he pugnado por hacer respetar la ley del derecho de autor. Indiscutible que Memín Pinguin es uno de los personajes que más satisfacciones me ha dado como artista, pero también es quien más frentazos me ha hecho dar y con esto me refiero a que he tenido que luchar por mucho tiempo, por el reconocimiento a mis títulos del derecho de autor.
Finalmente después de tanto esfuerzo, he logrado que la imagen gráfica de Memín Pinguin sea legalmente declarada de mi propiedad por el Instituto Nacional de la Propiedad industrial. Sin duda un gran avance para un historietista y que seguramente marcará un precedente para todo el que quiera hacer valer sus derechos de autor en este campo.
No quiero despedirme sin antes decirles que me siento muy halagado y satisfecho cada vez que una persona se acerca a mí diciendo “yo aprendí ha leer porque quería saber que decían sus monitos” y me honra decirles que sin pretensión he sido un promotor a la lectura de este país y de otros países en américa latina.

Sinceramente espero que el fin de mi existencia no me sorprenda repentinamente sin realizar aun un par de proyectos ya muy avanzados, pero si así está escrito, me daré por bien servido si algún día me recuerdan como un dibujante que brindó su arte para el sano entretenimiento a las familias de varias generaciones de américa latina y que aportó un gran legado cultural a su querido México.
Estoy culminando mi trabajo en la historieta con grandes honores. Gracias a mi familia, gracias a mis colegas, gracias a mis amigos, pero muy especialmente gracias al público por su aceptación a este dibujante hidalguense que a través de sus garabatos, siempre quiso hacer más agradable y divertida la lectura de las historietas.