Pues una buena noticia para los seguidores de Queen: El nuevo número de Rock Mortis (Toukan) ya circula en los puestos de revistas. Despúes de retomar a leyendas como Sid Vicious, Kurt Cobain y Bob Marley, le tocó el turno a su majestad Freddie Mercury.
Según me comentaban justamente ayer, el contenido del número 4 de Rock Mortis estaba considerado originalmente para Eric Carr, baterista original de KISS, pero por cierto retraso por parte del dibujante Jorge Break (Meteorix), encargado de dicho número, se tuvo que hacer el cambio emergente a Mercury.
Lo malo es que la prisa para concluir este número se nota. Y mucho…
El cómic arranca bien, con dibujos detallados de la infancia y juventud del cantante, apoyados en unas fotografías muy interesantes de los años mozos de Farrockh Bulsara (nombre real del bigotón en cuestión). El dibujo de Rubén Lara «El Bachiller» logra representar muy bien al protagonista de la historieta a lo largo de las etapas de su vida, de hecho, hay algunas viñetas (usualmente close-ups) muy bien logradas, sobre todo las que muestran a Freddie con su clásico flequillo de los 70’s y sus prominentes dientes (otro verso sin esfuerzo), sello distintivo de la cara del británico. Dato curioso: Escasean las imágenes del Mercury clásico, ese del bigote y la chamarra amarilla que es tan reconocible.
El alto contraste manejado también luce en ciertas partes (al principio), pero conforme uno pasa las páginas se encuentra con algunos trazos meramente cumplidores y hasta con páginas enteras de fotos de archivo y ningún dibujo (más de seis). También se encuentran por ahí la repetición de dibujos y fotos utilizados en otras escenas (ver páginas 18 y 19), que le restan puntos al producto. Eso sí, creo que es justo aclarar que no se le puede echar la culpa a Lara (al menos no toda), pues no creo que el resultado final haya sido responsabilidad total suya, sino de los editores. De hecho, hasta la portada presenta un error muy obvio de diseño, producto seguro de las prisas.
Aparte de algunas imprecisiones (o libertades creativas, dirían algunos), el guión en sí se descompone justo despúes de la muerte de Mercury, pues las últimas cinco o seis páginas (después que Freddie pasó a mejor vida) se clavan más en la herencia de Mercury, las orgías que organizaba, su amante Jim Hutton y otros subtemas de menor importancia, que resultan anticlimáticos. Bueno, de hecho la forma de contar la historia no convence mucho, pues los personajes no hablan como personas reales, sino como si estuvieran leyendo una monografía de Wikipedia (no creo que sea el caso, pero así suenan).
Los fans de Queen habríamos preferido que justamente la muerte de Mercury hubiese sido narrada en las últimas dos páginas (o algo así), y que en vez de los puntos mencionados atrás, se tocaran cuestiones que fueron ignoradas, como la mítica actuación de Queen en Live Aid, sus conciertos en Wembley o incluso la accidentada gira en México, aunque fuera en una viñeta.
Sin duda, de haber contado con el tiempo necesario, este número de Rock Mortis pudo ser mucho mejor. Aun así, apuesto a que será un item muy interesante para los seguidores y coleccionsitas de Queen en México e incluso en otros países.
Recomendaciones: No abusar de las fotos (da una sensación de hacer las cosas al «ahí se va»), cuidar la redacción, la ortografía y ¿por qué no? pedir la asesoría de los clubes de fans o verdaderos expertos de estos figurones. Imagínense que el cómic de Kiss estuviese respaldado por Kiko Riojas, dueño del Kiss Lounge y megacoleccionista del grupo, o uno de Elvis, apoyado por Julia Palacios, conocida experta musical de la Ibero cuyo mero mole es el Rey criollo con zapatos de ante azul.
Pero bueno, soñar no cuesta nada…