Ya en tiempo y forma El Super Macho, nos hizo favor de traernos la reseña de la condecoración del Maestro Helio Flores como Doctor Honoris Causa por la Universidad Veracruzana.
Ahora por una cortesía del Departamento de Prensa de la Universidad Veracruzana, presentamos íntegro el discurso que el Maestro Helio Flores dicto en la Máxima casa de estudios de Veracruz.
Esperen la presentación que Rafael Barajas El Fisgón hizo del Maestro.
Saludo con gusto:
Al Rector de la Universidad Veracruzana, Dr. Raúl Arias Lovillo.
A los miembros de las Juntas Académicas (especialmente a la Facultad de Arquitectura, al Instituto de Artes Plásticas y al Instituto de Investigaciones en Educación).
Al Consejo Universitario General.
Agradezco a todos ustedes enormemente por otorgarme esta distinción.
También saludo con afecto a toda la comunidad universitaria y a todos los presentes; gracias por estar aquí en esta gran ocasión.
A pesar de una carrera de más de 40 años como caricaturista, y de que con motivo de mi trabajo he participado en charlas, o he tenido que hablar ante audiencias diversas, les comento para ser honesto, que no he podido superar el nerviosismo que me ocasiona hablar en público y es por eso que traté de organizar en este escrito algunos pensamientos para compartirlos hoy con ustedes.
En primer lugar: es impactante para mí estar en este evento, porque nunca pasó por mi mente la posibilidad de recibir una distinción tan alta como un Doctorado Honoris Causa. Confieso con franqueza que siempre lo pensé como un tema lejano, ajeno totalmente a mi persona, o incluso a los caricaturistas, y eso tomando en cuenta que México ha tenido exponentes de este género que hicieron escuela, y que forman parte de la historia por su gran calidad, como el admirado maestro huatusqueño Ernesto García Cabral.
Más aún, este reconocimiento lo creí siempre como terreno exclusivo de gente prominente entre los intelectuales, los escritores, filósofos, los estudiosos de las ciencias, en fin… ya que según investigué, éste… «se otorga por causa de honor, por mérito o por las acciones de servicio, y que es un alto honor para personas de testimonio social, reconocido e intachable…».
Creo que algunos caricaturistas solemos no encajar completamente en estos requisitos; pero, desde luego que hablo por mi caso.
Recibir esta distinción por parte de la Universidad Veracruzana (mi universidad), es altamente significativo para mí; entre otras cosas, porque aquí mismo se le ha otorgado este reconocimiento a personajes tan admirados y tan estimados -tan ejemplares para la sociedad mexicana y universal- como Fernando Savater, Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco, por mencionar sólo algunos.
Siempre he tenido claro que las herramientas para el desarrollo de mi oficio son, por un lado, mi particular interpretación de cómo hacen su trabajo los personajes que nos gobiernan -frecuentemente al contrario de sus declaraciones-, y por otro, el pensamiento, el ejemplo y la pauta que nos marcan intelectuales respetables y comprometidos con la justicia social, la equidad y el avance de este país. Sería una lista enorme de ellos, que en aras de no alargar este espacio no la voy a mencionar, pero que son conocidos por todos ustedes. Aunque citaré expresiones de algunos de ellos.
Por ejemplo, mi estimado amigo Carlos Monsiváis -imprescindible en esa larga lista- expresó aquí el año pasado que las universidades públicas tienen la tarea de «formar la mayoría de los profesionistas -encargados de satisfacer las necesidades de la administración pública y de la sociedad-«.
Siendo palabras de un intelectual de su categoría, ¿quién podría no estar de acuerdo con su expresión?, pero debo decir que no estoy muy seguro de que conmigo se haya logrado este objetivo.
Me explico: Fui alumno de la primera generación de la Facultad de Arquitectura de esta Universidad -me formé como arquitecto-, pero a esta carrera sólo le dediqué dos años de mi vida, porque confieso que la vocación que sentí desde mi niñez me jaló irremediablemente a dedicarme a la caricatura política para poder expresar lo que realmente quería expresar. Me di cuenta de que mi mejor manera para comunicarme es a través de los dibujos.
Debido a esto, me considero muy afortunado por haber tenido la posibilidad de dedicarme profesionalmente a lo que me gusta hacer. También porque por este trabajo he recibido algunos reconocimientos, relacionados con la expresión gráfica que plasmo día con día en el papel -expresión de mi forma personal de interpretar la situación política y social del mundo, y principalmente de mi país.
Quiero decir, que mi oficio ha sido el vehículo con el que desarrollo parte importante de mi proyecto de vida, en lo que intento sea una contribución con mi país. Hago un esfuerzo para reflejar con mis dibujos las opiniones -formas de ser y de pensar de gente de nuestra sociedad- que no siempre tiene cabida en los intereses gubernamentales, deficiencia imperdonable según creo de la plena democracia.
Dice el filósofo Savater que «no hay democracia mientras existan la miseria y la ignorancia», y yo me pregunto ¿de qué manera combatirlas si no es -entre otras cosas- ejerciendo todos nuestro derecho a la información veraz, que nos permita como sociedad tomar nuestras decisiones con plena conciencia? Y esta información veraz no es necesariamente la que proveen los medios monopólicos de información.
Ante esta deficiencia de nuestra «democracia» (muy conveniente para unos pocos), los caricaturistas cotidianamente nos damos a la tarea de expresar con nuestro trabajo, opiniones personales, independientes, que intentan ser eco de las de la gente que no está dispuesta a que los medios masivos de información (sobre todo los electrónicos) sigan induciendo sus decisiones.
José Emilio Pacheco, con autoridad muy merecida, expresó aquí que: «Nuestro presente está ligado a la miseria y la violencia. Que tenemos que hallar otro modo de convertir la guerra contra los pobres en guerra contra la pobreza. Que tenemos que inventar otro pacto social y otras formas de convivencia».
Comparto junto con muchos de mis colegas este sentir, y aún a contracorriente intentamos contribuir en lo posible desde nuestra trinchera a que este pensamiento algún día se haga realidad.
Algunos lo hacen con entusiasmo, talento y energía admirable, como mi estimado amigo «El Fisgón», a quien agradezco verdaderamente sus conceptos expresados sobre mi persona.
No obstante haber «desviado» mi camino profesional, como antes comenté, reconozco que sin las enseñanzas que recibí en esta Universidad, no tendría las bases para lograr los objetivos que impulsan mi trabajo, y por eso estoy muy agradecido con mis maestros, con mis compañeros y profundamente orgulloso de mi Facultad de Arquitectura.
Un motivo especial de gratitud al recibir este reconocimiento aquí en Xalapa es porque ésta es la tierra donde nací, donde realicé toda mi educación formal, donde viví con gozo el compañerismo en mis años escolares, donde tengo amigos entrañables de toda la vida y, principalmente, donde vive mi familia, sin cuyo apoyo y cariño no habría podido avanzar mucho en mi carrera.
Por último, quiero expresar que gracias a este honor que hoy recibo, se cumple uno de mis grandes deseos: regresar y pertenecer nuevamente a esta digna casa de estudios, que es la Universidad Veracruzana, institución que contribuye ampliamente al desarrollo no sólo del estado de Veracruz, sino orgullosamente de México. Muchas gracias.