Por Everardo Ferrer
A cincuenta años del surgimiento y exterminio de uno de los movimientos estudiantiles/sociales más importantes y trascendentales que ha vivido nuestro país, el Maestro Luis Fernando nos presenta esta excelsa obra. Cualquier trabajo del destacado autor gráfico cuenta con un cuidado especial en su realización, y La Pirámide Cuarteada no es la excepción. Lo que distingue esta obra de sus trabajos anteriores, es el no hacer uso de ese toque fantástico que ha llegado a convertirse en un sello personal y, de hecho, es precisamente eso, que al tratarse de una obra más bien personal, más allá de las conversaciones oníricas de los Dioses Aztecas en lenguaje de la onda, se ha dejado de lado todo atisbo de fantasía-ficción.
La Pirámide Cuarteada: Evocaciones del 68, nos presenta al autor como protagonista de su propio relato gráfico, en donde nos cuenta de primera mano el cómo , siendo un estudiante de 17 años, le toco vivir estos acontecimientos. Sin embargo, no se trata de un trabajo de investigación periodística, sino que el autor nos va guiando por la historia tal y como le tocara a él vivirla en su adolescencia, compartiéndonos sus memorias en este extraordinario trabajo autobiográfico.
El joven Luis Fernando, al que la historia se refiere como El adolescente, ni siquiera perteneció a ninguna de las instituciones educativas que se vieron involucradas en el conflicto, sino que era el tiempo en el que estudiaba en una escuela de dibujo y arte publicitario con deseos de convertirse en artista. Es así como el relato se presenta desde la perspectiva de lo que podríamos llamar un ciudadano común, que aún al margen se convirtiera en partícipe, atestiguando un acontecimiento que no podía ignorarse por más que los medios al servicio del gobierno trataran de ocultar.
El adolescente nos va llevando a través de secuencias por el camino que anduvo, su núcleo familiar y su entorno escolar, sus sueños adolescentes y su despertar a la realidad al ir siguiendo los pasos del movimiento, del cómo se presenta en la vida real y como es retratado a través de los medios, encontrándose entre dos realidades totalmente opuestas. Lo más importante es que el autor no se remite al 2 de octubre como punto central de este importante acontecimiento social, es de hecho, la fecha con la que culmina el movimiento gracias a la violencia del Estado, que veía en peligro la realización de las olimpiadas.
El movimiento duró tres meses y eso es lo que Luis Fernando a través de su experiencia plasma en este libro, con la intención de no restarle valor a todo el tiempo de vida de una lucha que se vio aplastada por un gobierno con miedo; una pirámide que, pese a su tamaño y fuertes cimientos, sufriera algunas cuarteaduras a manos de una sociedad joven y valiente, hambrienta de justicia y democracia. No solo es el 2 de octubre, es todo este lapso de tiempo por el que1968 no se debe olvidar.
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