Nuestro calendario mariano, marca el día 24 de diciembre como la última posada, tradición que simboliza el recorrido de la Virgen María acompañada de José para concebir al fin a Jesús de Nazaret.
Actualmente en varias localidades y puntos del país aún podemos apreciar las vistosas piñatas vestidas de vivos colores, formas y figuras diversas y llenas de dulces y frutas como: el tejocote, la caña, las limas y los cacahuates. Los cánticos en torno a la piñata -que representa los siete pecados capitales con cada uno de sus picos, y que debemos destrozar a palos-, se siguen al ritmo del: «Dale, dale, dale, no pierdas el tino porque si lo pierdes pierdes el camino» Y son los niños quienes invariablemente gritan, brincan y cantan con mayor entusiasmo y alegría en espera de ver el momento del quiebre para lanzarce por la mayor cantidad de dulces posibles.
El acto de pedir posada implica formar un par de equipos y caminar en grupo con una velita de color encendida, acompañados siempre del libro que contiene todas las tradicionales letanías.
En nombre del cielo
os pido posada,
pues no puede andar
mi esposa amada.
Aquí no es mesón
sigan adelante,
yo no puedo abrir
no sea algún tunante.
No seas inhumano,
tennos caridad,
que el Dios de los cielos
te lo premiara.
Ya se pueden ir
y no molestar
Porque si me enfado
los voy a apalear.
Mi esposa es María
es Reina del Cielo
y madre va a ser
del Divino Verbo
¿Eres tu José?
Tu esposa es María?
Entren, peregrinos
No los conocía.