Descartando la fila monumental que seguramente tuvieron que hacer o harán si la ven en los días próximos, ir a ver Jurassic World será muy apremiante, sobre todo si tienen entre veinte y cuarenta años. Sin embargo les vengo a plantear algo que noté en las últimas escenas, quizás alucine mío pero a mi parecer hay un mensaje claro en esta parte de la cinta.
Indominus Rex, dotado de modernidad, de extravagancia, de mejores genes ─o en palabras del Dr. Henry Wu: “Más grande, más fuerte y más cool”─ es derrotado por el T-Rex y los Raptors, íconos de esta franquicia, que se unen para destruir al I-Rex, el intruso del parque. Ahí una de las tesis. Spielberg es uno de los “dinosaurios” del cine comercial de buena parte del siglo veinte… y contando. Y aunque no dirigió, está involucrado en la producción de Jurassic World.
─“¡¿Y eso qué?!”
Bueno, no es raro que quizás como veterano se sienta un poco incómodo, o digamos a displacer, con las nuevas propuestas cinematográficas y sus respectivos directores, productores, crews y demás estirpes “nueva era” que alberga esta industria actualmente. Al mostrarnos cómo los “clásicos” (T-Rex y Raptors) echan al “moderno” (I-Rex) como resolución del problema, Spielberg nos está diciendo a gritos ─o a rugidos─: “Aquí mando yo… aún”… o algo así. Y creánme pensé que el T- Rex hablaría en cualquier momento al igual que en la primera parte para recordarnos una vez más quién es el rey.
Basta con poner un poco de atención al personaje de Lowery, sujeto supuestamente perspicaz, risible, jovial, modernillo, lentes de pasta, camisa con estampados, barba de días…, hilen ustedes, en fin, semejante a como un gran sector de la población joven se ve hoy en día, para darnos cuenta que lo pintan sencillamente como un patiño con lo cual se puede reforzar la idea del mensaje arriba mencionado: A Spielberg los nuevos le resultan unos bufones.
Aunque la película tiene una historia complaciente y no sea un guión para una audiencia muy exigente, la nostalgia juega un papel clave para ¡verla! Considero un momento nimbado de esta nostalgia el minuto en el cual se abren las puertas del parque al tiempo que resuena el soundtrack original, el que dice: “ti ri ri, ri ri, ti ri ri, ri ri, ti ri ri ri ri ri reee” admito que tuve que contener el llanto en ese pedazo, nos transporta a algunos que nos tocó ver la primera parte en cines (sí, estoy ruco). Lo mismo con el Jeep de 1993 y los lentes de visión nocturna que se hallan AÚN CON BATERÍA.
Aun así hay elementos de humor, de melodrama y hasta de absurdo, como el hecho de que el personaje de Chris Pratt sea un encantador de raptors, que la enriquecen en gran medida. Sin mencionar… bueno, ya lo estoy mencionando, algunas frases en los diálogos que invitan a la reflexión, sí. Las hay, ¡en serio!
Y sí, nostalgia. A final de cuentas esa es una de las razones principales por las cuales ver este largometraje y muchos otros que regresaron, regresan y regresarán de los ochentas y noventas este año. Como sea, no hagan como yo, ¡eh!, ustedes sí vean la película y disfruten.
Nos leemos.