Dicen que soñar no cuesta nada y que los sueños, sueños son; que quien sueña, lo único que desea es evadirse de la realidad en la que vive.Pero, ¿Qué pasaría si los sueños se volvieran realidad? Si se nos diera la oportunidad de realizarlos, ¿seríamos capaces de rechazar la tentación? Claro que la objeción obvia sería el precio a pagar. ¿Y si la respuesta fuera que dicho precio es la fama? Suena tentador, no es cierto.Cerremos aún más el círculo, que pasaría si a alguno de nosotros, fanes irremediables de los seres encapotados se nos dijera que podemos ser uno de ellos. Para lograrlo no será necesario ser picado por una araña radioactiva, perder a los progenitores, o viajar al espacio.Lo único que se nos pediría para lograr ser un superhéroe será: creer que lo somos.Esa es la premisa del show para televisión creado por Stan lee: «Who want’s to be a superhéroe?», que va en su segunda temporada por Sci-Fi channel A diferencia de otros reality shows, éste cuenta con cualidades muy originales. No vamos a pasar horas viendo como los participantes se pelean entre ellos, como destruyen su convivencia o como sus sentimientos van a aflorar para el regocijo morboso del público.
No, «Who want’s…» es mucho más cordial, más ameno y divertido, porque es ver a diez adultos intentar convertirse en superhéroes realizando hazañas básicas: valor, honestidad, sacrificio, honradez, compañerismo, altruismo. En fin, lo importante es que cada uno de los participantes ponga en práctica los valores morales que hacen de un héroe un ejemplo a seguir, no de mostrar lo más bajo del ser humano.
No importa si con disfraz se destaca la panza, si son flacos o feos, si conocen la historia del Hombre Araña o no. Lo importante es comportarse como un héroe, de demostrar que como persona se pueden lograr muchas más cosas que con los super poderes más raros y omnipotentes.
Supermán no es el hombre de acero por su superfuerza; lo es por su voluntad inquebrantable. Batman es el señor de la noche por que, si asusta es posible que menos gente siga el camino de la delincuencia; Peter Parker se balancea por Nueva York porque un gran poder acarrea una gran responsabilidad. Y efectuar tales hazañas como hemos leído por años, les acarrean más problemas en su vida normal, que beneficios.
«Who want’s to be a superheroe» plantea eso. En cada emisión un participante es expulsado por no haber sabido ser un héroe, por no haber actuado como lo haría Clark Kent, Oliver Queen o Peter Parker o Steve Rogers. Es decir, por no haberse creído que es un superhéroe.
Aquí lo que se premia es la actitud. El triunfador de la temporada anterior «Feedback», lo único que recibió fue la promesa de tener un comic con su personaje y tal vez una película para televisión. No hay grandes premios como se ve. Pero lo más importante fue que «Feedback» se convirtió al final en un superhéroe, porque durante todo el tiempo actuó como tal. Es decir, se la creyó desde el principio.
Tal vez esto parezca sencillo, simple y hasta tonto: Vestirse en mallitas, nunca ser llamado por tu «identidad secreta», sino por tu nombre de héroe (que puede ser muy tonto como «Fat Mama o Celular Girl») y efectuar «Proezas» carentes de peligro. Pero no lo es, porque en realidad lo que hay que reflejar es la actitud que tenemos ante la vida: no preocuparnos por el qué dirán de mí, sino por la autosatisfacción de mis acciones, por la ayuda que presto a los demás, y porque creo que soy alguien tan importante como para enfrentar mis responsabilidades.
Pregunto ahora ¿es eso sencillo? Creo que no, porque son esas situaciones a las que nos enfrentamos cada día, las que dan sentido a nuestra vida y las que nos obligan a superarnos. Claro, si decidimos asumirlas, porque también tenemos la opción de darnos la vuelta y hundirnos en el anonimato de la mediocridad. Por eso, al igual que Stan Lee pregunto ¿Quién quiere ser un superhéroe?