Meticheando en la tienda Mundo Vid del PasajeZócalo-Pino Suárez, nos llamó la atención un nuevo cómic mexicano que ya habíamos visto hace unas semanas, pero que no compramos por una simple razón: el cómic se vende embolsado, lo que hace imposible ver el interior (como pasa con la mayor parte de los cómics que vende VID en tiendas, para evitar el maltrato).
En primera instancia, el título elegido para el cómic (Dragón Negro) no nos fascinó, pues le falta fuerza, además que la tipografía utilizada para crear el logo del cómic se ve muy simplona (de hecho, podríamos asegurar que el logo como tal no existe). De todas formas, compramos el ejemplar para darle, como lector, una primera oportunidad a este proyecto. Al abrirlo, el cómic era a color y el dibujo se veía agradable. 38 pesos y 24 páginas más tarde, por lo menos nos quedamos con la curiosidad de saber qué sucederá con este nuevo cómic.
¿Pero de qué trata este cómic?
Bien, pues Dragon Negro nos presenta a un superhéroe homónimo, quien se encarga de vigilar Ciudad Central. Lejos de ser un vigilante fuera de la ley, el personaje es el arma secreta de la sección Bravo Fuego, que al parecer es un organismo militar gubernamental secreto. Las habilidades sobrehumanas (fuerza, agilidad, velocidad) del héroe radican en su capacidad para controlar sus descargas de adrenalina, lo cual en lo personal me pareció lo más novedoso que aporta el personaje al momento.
Escrito por Ángel M. Huerta y dibujado por David Castillo, la primera referencia al leer Dragón Negro podría ser Serpio, el malogrado cómic que hace unos 10 años publicara El Camino Amarillo, ya que cuenta con un buen trazo, color digital, papel de primera, así como anunciantes pesados en la segunda y tercera de forros. Parecería que no le falta nada a Dragón Negro.
Pero es la trama del primer número la que no convence del todo, pues la forma en que se presenta al protagonista seguramente ha sido utilizada en muchas ocasiones. Como ejemplo tenemos la primera escena, que muestra al héroe entrando a la mansión de un mafioso, la cual está resguardada por empistolados que uno a no son anulados violentamente (que por cierto recuerda a la secuencia inicial de la divertidaThe Punisher, de 1989). En otra escena, Dragón Negro aplica sus puños contra unos asaltantes. Nada que no hayamos visto decenas de veces con Batman.
Si Serpio desanimó al presentar una mezcla mexicanizada de Bruce Wayne y Frank Castle, en este nuevo intento de revivir el género de superhéroes mexicanos, Dragón Negro corre el riesgo de ser comparado con personajes como los antes mencionados. Espero estar equivocado y que el siguiente número haga que me coma mi zapato.
Cosa interesante: Dragón Negro es producido por el sello HUMAComicHouse, el cual, investigando en su página web (y es que el cómic no ofrece información alguna sobre los editores, formas de contacto o siquiera una editorial de bienvenida) tiene sus instalaciones en San Pedro Garza García, Nuevo León (el municipio con el mayor ingreso per cápita del país).
Como lectores, esto podría hacernos pensar que se trata de un sello con fuerte respaldo económico, pues en los interiores del cómic se promueven dos títulos más a publicarse próximamente: Super Kids y Relámpago, escritos por el mismo Huerta, además que en el sitio web se hace referencia a dos tomos de un cómic llamado Seres, del cual además se anuncia ¡una película de ciencia ficción! (Seres Genesis) a estrenarse el próximo 22 de enero. Habrá que esperar.
Para terminar, lejos de la trama deja vu, como suele suceder con muchos cómics independientes, Dragón Negro padece errores de ortografía (uno muy notorio) y de una ausencia total de acentuación, lo cual «le da en la torre» no sólo al esfuerzo de hacer la historieta, sino que, imaginando lo que debió costar el tiraje, es motivo para que el inversionista le de una pamba al corrector de estilo, al letrista y al editor.
Aun así, nos quedamos con las ganas de darle el beneficio de la duda a Dragón Negro, leer una segunda entrega, conocer más del personaje, ver más del promisorio trabajo gráfico de David Castillo (esperamos más fondos y texturas dibujadas y no sólo rellenadas digitalmente) y desear sinceramente que no se trate de otro primer número que se quede para el recuerdo.