Super Mario Bros The Movie. USA, Japón 2023.
Dir: Aaron Horvath, Michael Jelevic.
Voces (Inglés): Chris Pratt, Jack Black, Anya Taylor-Joy.
Por mucho tiempo ha sido objeto de álgido debate el por qué ha costado tanto trabajo adaptar video juegos al cine con éxito. Y más allá de lo complicado que puede resultar hacer compatibles dos narrativas tan diferentes, casi siempre la más decepcionada es la comunidad de fans del juego. Habría por ello que aceptar que, de inicio, es difícil superar las expectativas de quienes no piden mucha historia sino acción, o bien de quienes quieren saber algo sorprendente o poco explorado del juego que conocen a la perfección.
No hay que olvidar que al fin de cuentas un video juego es una experiencia, y que cada quien la vive y asimila de diferente manera. Por eso resulta tan complicado meter todo eso en un discurso audiovisual que puede ser deslumbrante, pero poco evocador para quienes lo que en realidad aman la experiencia que el juego les proporciona.
No obstante, y después de tantos fracasos en ese sentido, Nintendo vuelve a intentar hacer algo para que uno de sus personajes más famosos del mundo, llegue por fin a ocupar el lugar de super estrella que le corresponde por derecho.
Y para ello, hicieron algo que no habían hecho en experimentos anteriores -incluida la horrenda versión live action de 1993-: pensar en las y los verdaderos fans del juego, porque, a fin de cuentas, son quienes han hecho de esta franquicia un éxito tan arrollador.

Y eso es justamente lo que vemos en pantalla: un festín de referencias, momentos emblemáticos, citas a diálogos memorables, batallas épicas y todos – sí, todos- los personajes que conforman este universo tan luminoso y encantador.
Nintendo supo elegir los momentos de aparición de cada uno de los personajes y las referencias, logrando casi el mismo efecto que tienen en el video juego: provocan saltos en las butacas, algunos gritos y aplausos de la audiencia. Para lograr eso, no modificó la naturaleza de ningún personaje, ni fue en contra de su propia historia. Nos contó un poco más, pero siempre respetando la esencia de lo que a fin de cuentas es el video juego: una competencia de habilidad y destreza en diferentes escenarios.
Lo que sí es novedoso es contar cómo es que llegó a Mario a este mundo de fantasía, y cómo logró combinar su mundo real con el del videojuego. Ello sin desmerecer lo que Mario significa para su público: demostrar que con corazón, habilidad e ingenio se puede superar cualquier obstáculo, ya sea en la vida real o en una imaginada.
Y aquí es importante decir que la película joya cinematográfica no es, y que ni siquiera cuenta una historia sorprendente. Muestra lo que el juego es: una estrategia para vencer al villano, salvar el reino de una princesa (que no a la princesa, porque esta es capaz de salvarse sola) y demostrar que todos podemos ser los héroes y heroínas que salven el día.
Una gran animación que es vertiginosa y audaz, colores vivos que sólo pueden existir en el Reino Champiñón y una banda sonora inmersiva con todas – sí, todas- las tonadas y melodías que escuchas en el video juego, hacen de la experiencia un festín pensado para deleitar a sus fans.
La cereza en el pastel es un Jack Black en estado de gracia que se apropia del personaje de Bowser y se lleva el momento con canciones de su propia autoría. Y en lo que respecta al doblaje al español, uno de los mejores trabajos que hemos visto, sin actores de moda y dando prioridad a profesionales en la materia. Un gran trabajo.
Si, puede que la crítica no esté contenta. Pero a quienes nos gusta el cine, también sabemos que al final, algo le agradeceremos a este plomero italiano: el recuperar la experiencia de ir al cine a ver una película pensada para la gran pantalla, divertida y sin pretensiones. Algo que en este momento a la industria fílmica le urge.