Hay gente que pone en duda la calidad de esta publicación ya sea por su formato, su precio o simplemente las otras publicaciones similares que abundan en los puestos de periódicos.
Sin embargo «El Solitario» no es una publicación a la ligera, con más de veinte años en circulación tiene una calidad que ya lo quisieran libros que se consideran más serios pues su precisión histórica es impecable al grado que en el estado de Veracruz se imparten clases en una universidad usando esta revista como material de apoyo y como fuente confiable.
Esto no viene fácil, todos los involucrados en el proceso artístico de la revista son supervisados incansablemente para buscar información, conocer sobre el Oeste, las armas, en fin, todo lo se ve tan fácil pero ha logrado que en todos estos años nunca se repita una historia.
Pero…¿de que trata?
Todas las historias tienen de protagonista a Rodrigo Santos también conocido como Tepox por las tribus indígenas, un mexicano hijo de una hechicera Raramuri y un misionero español.
Él la hace de rastreador, guardia, investigador y a veces hasta de sheriff, y por estas aventuras todo el mundo lo conoce, y quien lo quiere identificar lo puede hacer por el símbolo indio y la cruz de oro que siempre porta, aparte de sus inconfundibles ojos azules y fríos como hielo ártico.
Sigue un estricto código de honor, que no siempre lo entienden todos, nunca ha matado a un hombre que no lo merezca, nunca ha pagado por estar con una mujer y nunca ha hecho nada que sepa que le puede pesar a su consciencia y siempre dice sus intenciones, porque sabe que es «Ave de paso, maldito aventurero» y se encarga que la beldad que este con él no se haga ilusiones.
Sus aventuras van desde lo épico como la vez que se cruzo con los personajes de la obra «La vuelta al mundo en ochenta días», algunas que son casi historias precautorias, hasta las que se mete sin saber ni como, ya que a veces «No sabe si sus pasos los guía Dios o el diablo».
Así que dale una oportunidad a este vaquero, a sus aventuras y sus modos, que en un mundo donde sentimos que la calidad de lo publicado va bajando, «El Solitario» mantiene un estándar que pocos pueden siquiera emular.
Y si ya tienes la suerte de conocerlo, haznos saber como fue esa primera lectura.
Tenía que ser Rodrigo Santos.