Quizá resulte sano una brevísima exposición sobre mi interés por la obra cinematográfica y el andar desmenuzándola: la pertinencia de una obra de arte cualquiera, y su posible valor, en lo personal radica en que si me dejo algo, un mensaje util, reflexivo y por ende humano muy indeferente de si es entretenida o de “mi estilo”; el entretenimiento me es un agregado extra pues el entretenimiento por el gusto de entretener no genera valor perse y el gusto personal esta basado en las expectativas que cada uno tenga de una obra en relación al total de su vida. Luego sobre la obra que nos ocupa, y no se tenga duda de que es una obra más que un producto: ¿es The Dark Knight Rises una obra con un mensaje util, reflexivo y por ende humano?. La respuesta es: sí. Y casualmente es bastante entretenida y muy de mi peculiar gusto.
Desde Batman Beggins Christopher Nolan se ha ganado con toda justicia un privilegio que poquísimos directores de Hollywood poseen: el de tener completo control de sus cintas convirtiendole en verdadero autor y responsable de las mismas. Para bien, o para malestar de los fans, Nolan se compromete a completar en esta cinta su visión de Batman y evita recaer en la apropiación del fandom y la complacencia a las normas que rigen la propiedad intelectual del personaje de DC/Warner que en muchos casos pueden comprementer y tirar por el suelo el discurso de interés (ejemplo: Sam Raimi con Spiderman 3/Marvel). Su Bruce Wayne/Batman seguro esta inspirado en el personaje de los comics y retoma algo de historias realizadas por diversos autores, en este caso notoriamente de Frank Miller y Doug Moench, pero lo que decide retomar y reinterpretar termina en una versión además de propia y distintiva, bastante pertinente a los tiempos que vivimos.
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