Gracias a la excelente historia “La Broma Mortal” (“The Killing Joke”), los seguidores de Batman pudimos comprobar que el “Príncipe payaso del crimen” es también producto de una tragedia, al igual que el héroe. Tal como menciona el prestigioso escritor Román Gubern en su libro “Mensajes icónicos en la cultura de masas” (1974), el destino del héroe popular no es necesariamente la tragedia, pero sí lo es para el villano. “De hecho cualquier cómic, película o novela popular podría ser leída al revés, como la tragedia del villano (…) Pero el destino trágico del villano, a menos que sea un “bad-good boy”, no inspira compasión gracias a los mecanismos de identificación y de proyección orientados por el autor del mensaje”, señala atinadamente Gubern. Es decir que el villano, a menos que sea un antihéroe con algo de carisma, tiene pocas posibilidades de que el lector se sienta compadecido por él y su segura derrota.
Los dos lados del naipe
Entre Batman y Joker existe una interesante relación de tipo complementario: el primero representa la disciplina y el orden, mientras que el segundo personifica el caos. Esta relación suplementaria y opuesta también se ejemplifica de forma muy sencilla y hasta simple en el físico de los dos personajes: Bruce Wayne es un hombre rico, blanco, joven y bien parecido, poseedor de un enorme intelecto y de grandes cualidades físicas, quien viste ritualmente un uniforme azul con gris (lo cual representa en alguna forma el orden marcial). Mientras tanto, Joker es un hombre de mayor edad (lo cual remite a la lucha generacional), de rostro deforme, delgado, frágil y hasta afeminado, el cual usa ropa de colores diversos (morado, verde y rosa principalmente).
La villanía redundante
Así como Batman es representado perfecto físicamente, como recompensa a sus buenas obras y a su “pureza de corazón”, la fealdad del Guasón se presenta como un reflejo de su alma monstruosa, un castigo a sus malas acciones, tal como sucede normalmente con muchos villanos del cómic. “La estilización metonímica de los personajes es una de las varias formas de redundancia posibles en un mensaje, ya que los personajes aparecen así moralmente definidos por sus acciones y, además, por sus apariencias físicas”, añade Gubern, quien comenta además algo muy cierto: la forma en que se presenta al villano de la cultura popular (en este caso concreto, en los cómics) constituye uno de los ejemplos más claros de la redundancia informativa, ya que no sólo su maldad es mostrada mediante sus constantes acciones perversas, sino que además de esto, dicha maldad es reforzada por la apariencia maligna y la expresión amenazadora del personaje.
Uno que nunca deja de reír.