Personalmente, ya hace varias ediciones de La Mole y la TNT que he dejado de asistir con las mismas ganas e interés de hace años. Acudir a estos encuentros cada vez se asemeja más a un deja vu, esa sensación de haber estado en un mismo tiempo y lugar.
Y esta edición habría sido «pan con lo mismo», al menos para los lectores de cómic que no le hemos entrado al manga, de no ser por la serie de conferencias que ofreció Supercómics.com.mx en colaboración con el maestro Ramón Valdiosera. Que quede claro que no lo digo como colaborador de ese sitio, sino como asistente, porque yo ni colaboré en el stand, por ello que me hayan pedido mi punto de vista imparcial y objetivo, y estoy seguro de que la idea de Everardo Ferrer, llevada a la acción por José Miguel Alva, y nuestro jefe de jefes, Jorge Ocampo, fue una grata sorpresa para los que estamos interesados en ir a una «convención» sin el afán de cantar temas de caricaturas japonesas, disfrazarnos de gato o ir a jugar Pump it ip (aún no entiendo cómo alguien que paga una entrada de 50 a 100 pesos se la pueda pasar en la zona de videojuegos, supongo que lo que esos expertos en cuestión buscan es reconocimiento).
Es interesante señalar que aun teniendo a grandes del cómic mexicano, la TNT no logra convocar ya a los amantes del cómic, sea este europeo, americano o mexicano. Eso se nota en los stands, pues cuando mucho alcancé a notar cuatro o cinco que ofrecían cómics, y eso es decir mucho.
TNT y La Mole han encontrado su nicho en la juventud deseosa de arte japonés. Y que bien por ellos. Tal vez sea momento de dejar de pensar en que milagrosamente el señor Carranza o el arquitecto Septién, que siempre fueron muy amables con su servidor cuando tuve oportunidad de conducir un programa de radio sobre cómics, vayan a dejar de ver a sus respectivos y respetables eventos como un negocio, que es lo que son. Ninguno está obligado a dedicar parte importante de su programación al cómic, ni a traer a invitados relacionados verdaderamente con el tema, o hacer pasar su evento como uno con pretensiones culturales. Sería como pedirle peras al olmo. La convenciones existentes son eventos enfocados al entretenimiento y punto.
Tal vez es momento de que alguien se aviente a organizar un buen evento exclusivamente dedicado a las viñetas. Y no por eso habría que dejar de fuera al manga, ya que eso sería irracional. Eso sí, seguramente tendría que ser un evento más pequeño, pero seguramente sería muy llamativo para los lectores.
Escuchar y conocer a algunos de los maestros y jóvenes talentos en la TNT dio mucho gusto, pero en lo personal, me deja también cierta extrañeza, un sentimiento de «ser ajeno», como si de plano los comiqueros ya no perteneciéramos a estas convenciones. Puede ser cierto.
Lo que es seguro es que los comiqueros NECESITAMOS un evento con el cual identificarnos. No sé ustedes, visitantes de Super Cómics y (deduzco) amantes de los monitos, pero yo no me veo reflejado en el Pump it up, en los cantantes de J-Pop, en el cosplay, en la venta de música y películas pirata, en los «bailongos» de La Mole, en el señor Gabriel Chávez y demás actores de doblaje, en las diademas con orejitas (por más sexies que se vean las chicas que las usan), en los Tambores de Okinawa y mucho menos en el show de Stefan Jackson, el mejor imitador (¿?) de Michael Jackson. ¿Se trata sólo de pan/sushi y circo/chavitas vestidas de colegiala?
Ya han existido intentos buenos, o al menos eventos con factores interesantes, como aquella convención en Jalapa, con Ladronn, Raúl Treviño, Micro, Betteo, René Córdova y Eduardo Ancer (aunque el resto del encuentro era espantoso y poco digno). O el de la Ibero, que si bien ha sido tachado de elitista, reunió a figuras como Waid, Ramos, Jenkins, Sale, el maestro Aragonés y un montón de nuestro mejores artistas gráficos, cosa que hace un buen rato no se veia.
Nada más falta alguien con un poco de lana, mucho coco y visión. Y como diría Nino Canún, en aquellas épocas cuando las convenciones sí eran de cómics…
Y usted…¿Qué opina?