Cuando acecha la maldad. Argentina. 2023.
Dir: Demian Rugna
Reparto: Ezequiel Rodríguez, Demian Salomon, Silvina Sabater, Emilio Vodanovich.
El cine de posesiones y manifestaciones demoniacas es quizás uno de los subgéneros más populares de ese amplio espectro que comprende el género de terror. Su popularidad proviene de – entre otras cosas- recordarles a las personas que el mal existe y que puede tomar la forma que sea. Incluso la de un niño o niña inocente, un animal o cualquier otra persona.
Dado que la idea del mal depende en parte de la formación religiosa o espiritual de quien comparte la historia, la narrativa de los enfrentamientos del mal, estuvo dominada por una idea judeocristiana de la maldad. Para nadie es un secreto que el máximo punto en el cliché de este tipo de películas, lo fija El Exorcista (W. Friedkin, 1973), pero eso no quita que haya habido otros intentos de hacer de las posesiones demoniacas un caso más cercano al paganismo.
Quizás el primer ejemplo que viene a la mente es la saga de Evil dead (S.Reimi, 1981). En la cinta y en todas sus subsecuentes entregas, un espíritu maligno que habita en el bosque posee a un grupo de personas, torturándolas y matándolas de formas sangrientas y horribles. La saga es hoy todo un clásico de género, entre el horror y el gore, y de destacada influencia en muchos otros cineastas.
Este parece ser el caso de esta cinta, que a pesar de que las evidencias mencionadas están presentes, es innegable que hay un acomedido intento de renovar los relatos y volver a contarlos de una manera diferente.
Es quizás por lo anterior, que entre los aciertos del guion, esté el de recurrir a las tradiciones rurales latinoamericanas, especialmente las de Argentina, el país donde todo sucede. Esta combinación termina por darle el barniz necesario para hacer de ésta una historia aterradora con todos los ingredientes de cosas que pasan sin que lo sepamos, estando fundadas en antiguas tradiciones que la gente todavía cree, a pesar de vivir en una pretendida modernidad.
La historia empieza sin darnos tregua con la imagen de cuerpos desmembrados y la misteriosa presencia de un “embichado”: una suerte de posesión, donde el demonio pronto dejará de estar contenido por el cuerpo en que por ahora habita.
La historia sigue a los dos hermanos que tratan de contener el mal, y salvarle la vida a su familia, que empieza a sufrir las consecuencias de este enfrentamiento cara a cara con el demonio.
La cinta es cruenta, aterradora y con muchos toques gore. Si bien puede llegar al absurdo en algunas escenas, es ese desconcierto lo que la hace parecer más real, más íntima, más posible. Se trata de una reinvención del relato tradicional donde el mal debe ser combatido también con métodos poco ortodoxos; un combate entre el bien y el mal pensado para una nueva generación, recordándole que aún apartándose de las tradiciones consideradas obsoletas, al parecer el demonio todavía nos espera en los lugares menos sospechados.