The Devil all the time. USA 2020.
- Dir. Antonio Campos
- Reparto: Tom Holland, Robert Pattinson, Bill Skarsgård, Sebastian Stan, Mia Wasikowska, Elisa Scanlon, Riley Keough, Haley Bennett. Donald Ray Pollock, narrador.
Desentrañar la naturaleza de la maldad que vive en el ser humano, es una de las más antiguas inquietudes en la historia de la humanidad. Esta película se inscribe en esa narrativa, que no por el hecho de ser persistente, deja de ser novedosa.
El diablo a todas horas es una siniestra fábula acerca de la oscuridad del alma, y de cómo las personas pueden perderse en el trayecto y sólo caminar en círculos alrededor de sus infortunios, como si de una maldición se tratara.
Basada en la novela de Donald Ray Pollock, la historia sigue por dos generaciones a Arvin Rusell (T. Holland) hijo de un veterano de guerra que no puede soportar el perder a su esposa, asunto que asume como un castigo divino. El niño queda atrapado entre el fanatismo de su padre, la soledad y los vicios y pecados de un pequeño pueblo, donde como en muchos otros, el infierno es grande.
La narrativa desciende implacablemente hacia lo más oscuro de la moral colectiva. Es gracias a una dirección precisa y a un gran trabajo actoral del elenco, que mantenemos el interés y la sorpresa. Y cuando hablo del elenco, no sólo hablo de Holland y de Pattinson, que evidentemente son los “ganchos” para ver la cinta. Cada personaje navega en su oscuridad de modo convincente y preciso. Y si, por si se lo preguntan, nadie extraña a Batman o al Hombre Araña.
El guion está plagado de frases que no te abandonan tan fácilmente, y la recreación de época colabora permitiendo introducir al espectador/a en un ambiente asfixiante. A ratos se identifican influencias muy al estilo de las adaptaciones de los relatos de Stephen King, como el Pueblo de los Malditos o bien, un clásico de terror “hilliebillie” como la Masacre en Texas, ya que no se escatima en sangre y sadismo en algunas escenas.
Si bien la película no llega a la maestría de otros clásicos del género gótico, si hace una interesante combinación de esos elementos con el thriller y el suspenso. Cierra narrativamente el ciclo sin fin de la violencia y el desasosiego que permanecía en estas personas por varias generaciones, aunque, no se engañen, estas historias no podrían acabar bien. Sin embargo, nos ahorra el sermón moralista y nos deja convencidos de que no es el diablo el que no descansa, somos nosotros los que lo invocamos permanentemente. Muy recomendable.